La rotura de una tubería inunda un garaje de Peruleiro por segunda vez en tres meses

La rotura de una tubería en la calle Arquitecto Rey Pedreira, en la zona de Peruleiro, por segunda vez en tres meses causó ayer una inundación en un garaje. El suceso ocurrió de madrugada y, según informó Emalcsa, los técnicos no finalizaron las tareas de reparación de la cañería hasta las doce del mediodía.

La empresa municipal municipal de aguas informó de que la rotura de la tubería de 150 centímetros de diámetro que originó el suceso fue fortuita. Los técnicos de Emalcsa cortaron el agua alrededor de las 09.15 horas, lo que motivó que los vecinos pasaran varias horas sin agua corriente.

La empresa expuso que, a pesar de la altura que llegó a alcanzar el agua, ninguno de los vehículos que se encontraban estacionados dentro de garaje sufrió daños materiales. Emalcsa, debido a esta supuesta ausencia de daños materiales, calificó el incidente como "menor".

La tubería que se rompió es, según informaron fuentes de la empresa municipal de aguas, de fibrocemento. Este tipo de cañerías son las más antiguas y las que más frecuentemente sufren desperfectos como el que originó la inundación de ayer, motivo por el que el Ayuntamiento las está sustituyendo progresivamente por otras de PVC, que son más resistentes y, por tanto, más fiables ante posibles roturas o desperfectos.

Las consecuencias de la rotura de ayer fueron más visibles que las del anterior incidente, en el que resultó dañada la misma tubería, aunque en otro tramo. En aquella ocasión, el agua fluyó hacia la superficie y no se registraron inundaciones en garajes o bajos de los inmuebles.

Además de la reparación de la tubería, los operarios de Emalcsa que acudieron ayer al lugar del incidente tuvieron que achicar el agua del garaje, tarea para la que emplearon el camión que desplazaron a la zona con ese propósito.

La inundación del garaje generó una gran preocupación entre los vecinos, sobre todo entre aquellos que tenían estacionados sus vehículos dentro del parking. Una vez abandonaron el lugar los técnicos de Emalcsa, los residentes entraron en el garaje para comprobar si sus coches habían sufrido algún tipo de desperfecto a causa del agua, cuya altura sobrepasó la mitad de las ruedas de los vehículos. Algunos de estos residentes permanecieron en la zona durante el tiempo en que los operarios trabajaban.