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Crítica

El mejor pasodoble de la historia

Otro espléndido programa de la Banda Municipal. El público manifestó una gran complacencia ya desde la primera obra, preciosa partitura de inspiración barroca con inteligente empleo, por parte de Andrés Valero, de cinco trompetas en una serie de secciones corales de apretada polifonía; espléndida interpretación de los solistas. La bellísima Serenata, de Dvorak (que también fue transcrita para orquesta de arcos con excelente resultado) fue tocada por la Banda con nueve efectivos de viento, un violonchelo y dos contrabajos; el magnífico resultado provocó el entusiasmo del público. Balada utiliza en su sinfonía un lenguaje contemporáneo, de rica inventiva; aunque no llega con facilidad a la audiencia, parece muy acertada la inclusión de este tipo de obras para ir haciendo el oído a una música que es actual y además -en este caso- tiene un real interés. Mossolov realiza una formidable evocación de una factoría siderúrgica, ofrecida en poderosa lectura; recuerda otra pieza admirable: Pacific 231, de Honegger, que describe la marcha de una locomotora de vapor; y acaso también, El trenzinho de Caipira, de Villalobos. Ignoro si hay versión para vientos de estas obras; sería maravilloso escuchárselas a una banda como la nuestra. También sería magnífico oír una selección de La del soto del parral, una de las mejores zarzuelas grandes de inspiración costumbrista y campesina, fruto de la fecunda colaboración de Soutullo y Vert, autores de La leyenda del beso, de la que escuchamos una bella selección. Y aún tendríamos la sorpresa de disfrutar, como bis, de "uno de los mejores pasodobles de la historia" (así dijo, Andrés Valero): Ponteareas, de Soutullo; la agrupación realizó una lectura excepcional por sentimiento y por plenitud sonora.

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