Diez hitos en 120 años de movilidad coruñesa

Tranvías edita un catálogo que recorre la historia de la compañía, de los primeros carruajes tirados por mulas a la electrificación del tranvía o su desaparición en la ciudad

Un trolebús de dos pisos circula por el Cantón Grande en 1962.   | // COLECCIÓN RUBÉN VENTUREIRA

Un trolebús de dos pisos circula por el Cantón Grande en 1962. | // COLECCIÓN RUBÉN VENTUREIRA / marta otero mayán

De los inicios a tracción animal al autobús eléctrico. La Compañía de Tranvías celebró este año sus 120 de historia con una exposición cuyo catálogo, elaborado por Rubén Ventureira y Carlos Pérez Fontana, pone negro sobre blanco sus grandes hitos. Seleccionamos diez momentos y anécdotas de la historia de la movilidad coruñesa.

Ventureira, Prada y Pérez Fontana, ayer.   | // GERMÁN BARREIROS

Ventureira, Prada y Pérez Fontana, ayer. | // GERMÁN BARREIROS / marta otero mayán

-A paso de mula desde el Concello de Oza. Los primeros intentos de articular un transporte metropolitano se remontan al siglo XIX, pero no fructificaron hasta 1903. Lo hicieron, eso sí, a paso de mula, o a tracción a sangre, como se llamaba en la época. Los coruñeses iban al ferrocarril en carruaje. “La estación, entonces, estaba ubicada en el antiguo concello de Oza, independiente de A Coruña hasta 1912. Esa es la línea con la que se inaugura el servicio”, señala Rubén Ventureira.

-Electricidad y animales. El 1 de octubre de 1913 se electrificó la línea de Puerta Real a la estación de tren de Monelos, así como el ramal entre plaza de Mina y cocheras. El modelo tirado por mulas y el eléctrico conviven durante nueve años en las calles de la ciudad, tal y como recoge el catálogo de la muestra.

-Prohibido escupir, llevar armas y hablarle al conductor. Cuando comenzó a operar el tranvía eléctrico, el reglamento para acceder al transporte incluía la prohibición de fumar, escupir, subir al vehículo en estado de embriaguez, o “en estado de suciedad y abandono” que pudieran molestar a otros pasajeros. Tampoco estaba permitido acceder con animales, bultos u objetos peligrosos o “de mal olor”, ni subir con armas de ninguna clase, a menos que estuviesen descargadas. Las normas prohibían entablar conversación con el conductor o el personal tranviario.

-La vivienda, un problema... de hace 100 años. Las necesidades de cohesionar la ciudad con el área metropolitana surgen de una coyuntura que hoy sigue vigente: la gran demanda de vivienda, que situaba la periferia urbana como una opción para vivir. Las conexiones metropolitanas hicieron florecer los núcleos de población colindantes con A Coruña que se conocen hoy. La línea hacia Sada, inaugurada en 1922, ya electrificada, se convierte en el medio de transporte obrero por excelencia. “Se habla de que gracias a esta línea se va a acabar el problema de vivienda en la ciudad, porque la gente se podría ir a vivir allí y trabajar en A Coruña. En torno a esta línea van surgiendo núcleos de población”, cuenta el periodista.

-La familia Prada, competidores de Tranvías. La familia Prada, propietaria hoy de la Compañía de Tranvías, fue, en origen, propietaria de la competencia de la empresa original, compuesta por un grupo de 300 personas que aportaron el capital necesario para poner a rodar la sociedad. Los herederos de esos primeros benefactores conservan, hoy, un porcentaje minoritario de las acciones de la actual concesionaria. “El abuelo del actual director desembarca en la ciudad para gestionar la línea turística, que hacía el recorrido del Parrote a la Torre, y tenía hasta azafatas. Acaba comprando la Compañía de Tranvías. El pez chico se comió al grande”, ilustra Ventureira.

-Autobuses en tiempo de guerra. Los primeros autobuses llegaron en 1936 para conectar la ciudad con las playas. La Compañía no fue ajena a la Guerra Civil, que paralizó las perspectivas de crecimiento de la empresa y golpeó los beneficios. “El ejército franquista incautó algunos de los vehículos que iban a las playas de Santa Cristina para ponerlos al servicio del bando nacional”, señala Ventureira.

-El ocaso de un símbolo. La llegada del trolebús al mapa de la movilidad, en 1948, hiere de gravedad al tranvía. La línea a Sada desaparece en el año 1956. El modelo turístico lo hará en 2011, pero el tranvía como recurso de transporte queda extinto en 1962. Tranvías, troles y autobuses conviven durante un tiempo en las calles de la ciudad, pero pronto los primeros quedan obsoletos. “Es superado completamente. Quedó como una auténtica reliquia, que cubría la ruta Juana de Vega-Riazor. Hay quien dice que se llegaba más rápido andando”, señala el periodista.

-1970, el pico de usuarios. La década de los 70 supone un revulsivo para la sociedad española, que comienza a modernizarse y salir del letargo franquista. El desarrollismo trajo de la mano la popularización del coche particular, que tuvo su impacto en las cifras de usuarios, que llegaron a alcanzar los 30 millones antes de descender. “A partir de ahí, comienza a bajar. Llega el 600, el Mini... aun así, sigue siendo la ciudad de Galicia donde más se usa el transporte público” , cuenta Ventureira.

-De las 0,25 pesetas al billete a 1,30. Poco se parece la sociedad de hoy a aquellos inicios a lomos de mulas. El cambio social se refleja también en las cifras de la Compañía: en 120 años, pasó de una línea a 24, de nueve tranvías a 24 autobuses y de 906.506 personas usuarias a cerca de 25 millones. El billete, que ahora cuesta 1,30 euros, tenía un precio original de 0,25 pesetas. En 1998 llegaría la tarjeta monedero y, en 2022, entra en funcionamiento la aplicación móvil.

-2009, las primeras conductoras. Hubo que esperar más de 100 años para ver a las primeras mujeres al volante de los autobuses rojos que ya son emblema de la identidad coruñesa. Fueron Edelina García, Mónica Pérez y Carmen López. En 2021, la dirección de la empresa firmó con el comité el primer plan de igualdad de su historia.