Entrevista | Carlos García Touriñán Jefe de Seguridad Ciudadana del Concello, reconocido con la medalla de oro al mérito de la Protección Civil de Galicia

“Me preguntan en toda España cómo nos preparamos para una catástrofe. Lo aprendemos de la vida”

“Rescaté a un bebé del interior de un coche accidentado y cuando empezó a llorar en mis brazos me dije: ‘Mi trabajo sirve para algo”

Carlos García Touriñán, ayer en María Pita.   | // GERMÁN BARREIROS/ROLLER AGENCIA

Carlos García Touriñán, ayer en María Pita. | // GERMÁN BARREIROS/ROLLER AGENCIA

A Carlos García Touriñán (A Coruña, 1959), director de Seguridad Ciudadana del Concello de A Coruña, le llegó ayer por la mañana temprano un mensaje de Whatsapp: “Enhorabuena por ese oro”. No sabía a qué se refería. Otro mensaje posterior se lo aclaró. El Diario Oficial de Galicia (DOG) publicaba una orden de la Xunta por la que se acuerda conceder medallas al mérito y distintivos de permanencia de Protección Civil de Galicia a 58 agentes de distintos cuerpos de seguridad de la comunidad. Touriñán, que este año se jubila, será reconocido con la única medalla de oro al mérito.

Para una persona que lleva cuatro décadas dedicada a la protección de los ciudadanos, ¿cómo le sienta una medalla de oro que reconoce el mérito de su trabajo?

Es una distinción a un trabajo de mucho tiempo, más de 40 años, en el mundo de las emergencias, donde una persona sola no es capaz de organizar todo ese trabajo. Me tomo la medalla como un reconocimiento que no es para mí, de verdad, sino para toda la gente que ha estado conmigo en todo este tiempo y a la que sigue trabajando ahora. También se lo agradezco a los responsables políticos de todas las etapas, que me han dejado hacer mi trabajo de la mejor manera que pude. Si ese trabajo sale bien, es mérito; si sale mal, te comes las leches.

¿Con esa medalla en el cuello, mira al pasado, a su trayectoria?

Al leer lo que publica el DOG me dije: Jo, por cuántas hemos pasado. A esta ciudad le ha tocado pasar por muchas emergencias, grandes sucesos. En otros puntos de España hay personas que me preguntan dónde aprendemos a enfrentarnos a las catástrofes, y yo les digo que, aunque cada vez hay más medios, no hay másteres para aprender a protegernos, sino que lo aprendemos de la vida. Aprendimos de cada catástrofe, de la experiencia que llevamos encima, así que la medalla de oro, después de todo lo que pasamos, es una buena recompensa anímica.

¿Usted nació para proteger?

Siempre me gustó y me viene de casa: mi padre fue bombero. Llegó un momento en mi vida en que pude optar entre dedicarme a las emergencias o seguir por otros derroteros, y el 1 de junio de 1982 entré en los bomberos de A Coruña. No estoy nada arrepentido.

¿Cómo es de consciente el ciudadano del trabajo colectivo que hay detrás de la protección y de la preparación para las emergencias?

Creo que en general la gente ve los resultados y destaca que todo salga bien. Pongo un ejemplo que siempre cuento a los jefes: llevamos tiempo preparando la noche de San Juan, estamos ultimando detalles de mucho trabajo que hay detrás, y si alguien esa noche va al puesto de mando y ve que todo va bien dice: Hombre, pues no es para tanto. Es que para que parezca que no sea para tanto y que las cosas salgan bien hemos tenido que trabajar mucho antes, y hay que estar bien preparado por si ese día hay imprevistos que nos obliguen a activar todos los medios y recursos.

¿Qué es lo más grato de su trabajo, además de que todo salga bien?

La mayor satisfacción es que cuando hay que hacer alguna intervención en un evento todo se resuelve bien. O decirle a una víctima de algún imprevisto o a algún familiar que resolvimos el susto, el percance. Por el contrario, es terrible tener que comunicar un fallecimiento aunque estemos preparados para ello mentalmente. La tragedia del Orzán fue uno de los peores momentos en todos estos años.

¿Se ha enfadado consigo mismo cuando algo no ha salido bien?

Quienes trabajan conmigo saben que enfadarme con la gente no es mi fuerte. Conmigo mismo tampoco me enfado, pero cuando me voy a la cama, y no suelo dormir mucho, analizo dispositivos, pienso en frío en lo que se puede mejorar por si sucede otra vez. En las emergencias las decisiones se toman en segundos. Y en un segundo te puedes equivocar, por eso es bueno corregir errores a medida que abordas emergencias.

Da la sensación de que cuando se jubile, y le falta poco, seguirá organizando un plan de emergencia.

[Risas] Me lo dicen en casa: a ver qué voy a hacer después. Supongo que pasa en todas las profesiones. Mis compañeros ya me están buscando tareas voluntarias para cuando me jubile.

Mencionó antes un mal momento. Diga uno de los mejores.

Me viene una situación a la cabeza: cuando era bombero buscábamos a un bebé que no aparecía entre los amasijos de un coche tras un accidente de tráfico; al encontrarlo estaba totalmente en silencio y al cogerlo yo en brazos para llevárselo a sus padres rompió a llorar… Fue un momento de explosión, de decir: mi trabajo sirve para algo.

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