SI NO LO LEO NO LO CREO
Revisando una fachada con sombrilla de playa
Llega el verano, estación de celebración para hosteleros, surfistas y poiquilotermos, pero algunos, incluso en el cénit de la canícula, sufren el mandato bíblico y siguen fichando para ganar el pan con el sudor de su frente. No todos tienen la suerte de Antón Peruleiro, para el que el trabajo es literatura y placer, y aunque el cuerpo esté en la oficina, su alma vuela a arenales y piscinas. Otros, al menos se consuelan incluyendo un elemento playero en el tajo: veíamos esta semana como un operario revisaba una fachada en la Ciudad Vieja con una sombrilla de sol que encajaría en Riazor.
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