Restrepo dijo a Efe que espera avanzar allí en un convenio que firmará en marzo de 2010 con la Universidad de Texas (EEUU) para buscar posibilidades de profesionalización y de diversificación de la oferta educativa no solamente en las artes y en la danza, sino también en los oficios técnicos del mundo del espectáculo.

A ocho días de cumplir 52 años, Restrepo reconoce el crecimiento de ese proyecto que nació en 1997 con 480 niños del colegio popular INEM de Cartagena y del que poco a poco se fue seleccionando el primer grupo de muchachos "que fue el fermento" del hoy reconocido a nivel mundial Colegio del Cuerpo.

"El Colegio del Cuerpo era un sueño que tenía desde niño", recuerda Restrepo, quien no olvida la influencia que recibió de su abuela, una cartagenera, artista y gestora cultural, que le inculcó esas ganas de vivir y trabajar con la gente de la ciudad.

"A mí nadie me dijo desde niño que podía dedicarme a esto (la danza); por esto se me volvió un obsesión el hecho de poder crear oportunidades para que otras personas si pudieran descubrir desde niños su talento", reitera el artista.

Sin ocultar su pasión por el culto del cuerpo, Restrepo define como un baluarte la desbordante "inteligencia corporal y el instinto para la danza" que existe en la región norte de Colombia.

El Colegio del Cuerpo tiene su sede en el puerto turístico caribeño de Cartagena, ciudad con unas marcadas desigualdades sociales que saltan a la vista, donde la riqueza concentrada en alrededor del 10 por ciento de la población convive con la extrema pobreza del resto de habitantes.

Con alrededor de un millón de habitantes, en su mayoría afrodescendientes, y capital del departamento de Bolívar, Cartagena sufre severos problemas de exclusión social por discriminación racial que se manifiestan entre otros, en el acceso al trabajo y en la calidad de los servicios públicos, la salud y la educación.

El artista afirma que, frente a esta realidad, el Colegio del Cuerpo trabaja para constituirse en un laboratorio de inclusión social, de reconocimiento del otro, para ayudar a reconstituir "este tejido social tan desgarrado y tan fracturado que hay en esta ciudad tan rota".

"En los estratos bajos buscamos el fermento de este mestizaje, de esta mezcla de razas, de influencias de etnias", asegura el coreógrafo, y destaca que, a pesar de ser gratuito, su proyecto nunca ha sido de caridad, de asistencia social: es, dice, "una propuesta de construcción de sociedad que se le está haciendo a Colombia y a Cartagena".

El Colegio del Cuerpo es, también, "una propuesta ética (de uso) del cuerpo humano".

Restrepo sostiene que hay que "devolverle al cuerpo esa dimensión de inviolabilidad, devolverle el carácter sagrado de la vida".

Y afirma que la crisis más aguda que vive Colombia es, sobre todo, de valores: "si partimos de lo único que en verdad poseemos, que es nuestro cuerpo y lo reconocemos como esa dimensión sagrada, creo que estamos dando un paso correcto hacia el respeto por uno mismo y hacia los demás".

Pese a ser una muy buena opción de vida, el proyecto se resiente por la escasa participación femenina, dice su creador, para quien el menor número de niñas frente al de niños "tiene que ver con el estrato social de donde vienen estos muchachos".

"En los estratos sociales bajos las niñas se vuelven adultas más rápido o quedan embarazadas o tienen que trabajar y se retiran", advierte Restrepo.

El Colegio del Cuerpo es una entidad sin ánimo de lucro que se financia con contribuciones de fundaciones y empresas extranjeras, pero su fundador considera que ya es hora de que el Gobierno colombiano asuma el compromiso real y directo de sostenerlo.

Con presentaciones en Europa, Asia y América, dentro de giras cuya cuenta ha perdido, Restrepo sostiene que "los muchachos (sus muchachos) son ya ciudadanos del mundo".