Paulo Coelho también fue uno de tantos peregrinos que afirman que el Camino les cambió la vida. Hace veinticuatro años el escritor, aún desconocido internacionalmente, vivió su primer peregrinaje a Santiago. Coelho reconoce que el Camino le sirvió para "materializar su sueño de ser escritor". Asegura que, tras pisar tierra compostelana por primera vez, comprendió que "debía correr los riesgos" de comenzar su andadura como escritor.

"Antes del Camino yo tenía un sueño, que era ser escritor. Al llegar a Santiago, me di cuenta de que o dejaba el sueño o seguía a partir de aquí. Santiago no es el final del Camino, es el principio", relata. Así rememoraba el autor de El alquimista su experiencia como peregrino y todo lo que había significado para él.

Ahora, lejos de aquel 1986 en que vino a Galicia y con un prestigio internacional ya reconocido y grandes títulos a sus espaldas, Coelho sigue agradeciendo a la ciudad todo lo que ésta le aportó en su día y vuelve a Compostela para presentar, junto a su esposa Christina Oiticica y el artista Romero Britto, la exposición de pintura, Os portais, a la que acudió el ex presidente de la Xunta Manuel Fraga.

Bajo el lema Dos pintores, un escritor, y 24 lienzos, los tres artistas hacen un homenaje a la ciudad y al peregrinaje con una interpretación metafórica de las puertas, ventanales, soportales y arcos que el romero puede contemplar en su andar por el Camino de Santiago.

"Hay mucho amor en esta obra. Es el resultado de tres artistas que colaboran juntos y hacen su trabajo con mucha dedicación y muchos años de esfuerzo". Así resume Christina Oiticica el sentimiento clave de toda la composición artística. La pintora brasileña hizo el Camino en 1990 y reconoce que fue el entusiasmo de Coelho y toda la satisfacción que le había supuesto al escritor, lo que la impulsó a peregrinar a Santiago.

En la inauguración de la exposición, celebrada en el Hostal dos Reis Católicos, Coelho estuvo acompañado por el ex presidente de la Xunta Manuel Fraga y por el alcalde la ciudad, Xosé Sánchez Bugallo.

En sus cortas intervenciones, el escritor no perdió ocasión para alabar y agradecer la asistencia del fundador del PP, "un amigo" que, recuerda, "siempre me ha apoyado aquí en Santiago". Manuel Fraga, en silla de ruedas y empujado por el escritor brasileño, apenas pronunció unas palabras, agradeciendo las muestras de cariño y abandonó el hotel a los pocos minutos de comenzado el acto.

Coelho, que acabó firmando unos ejemplares de su última novela, El Aleph, cree en el destino, en su caso el de ser escritor, pero reconoce que uno también tiene la oportunidad de desviarse de lo marcado.