"Hace tres años, estábamos cenando Pere Joan y yo en un restaurante de Palma Mallorca, y me dijo: 'Oye, podemos hacer algo juntos, haz un guión'. Le dije, medio de broma, que ya teníamos muchos guiones y que escogiese. Y escogió Nocilla Experience (Alfaguara, 2008), una obra que me parecía casi imposible dibujar". Así relata en su blog el escritor Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967) el comienzo de su proyecto junto al dibujante Pere Joan, quien ya había ilustrado alguna obra suya.

Convertir Nocilla Experience -el segundo capítulo de una trilogía de novelas de Fernández Mallo: Nocilla Dream fue la primera y Nocilla Lab la última- en una novela gráfica se antojaba una tarea difícil, y el escritor coruñés desconfió en ocasiones de que Pere Joan consiguiera su objetivo. "A veces creí que desistiría, ¡pero no! No imaginaba cómo podía llevar al papel una novela con una estructura tan complicada, pero lo ha hecho", dice Fernández Mallo.

Tras casi tres años dibujando, ahora el dibujante mallorquín presenta casi 200 páginas a todo color, que ayudan a comprender los tramos abstractos de la novela. La saga de novelas de Agustín Fernández Mallo dio lugar a la llamada Generación Nocilla, un movimiento literario marcado por la sociedad de consumo y donde se mezclan géneros y personajes sin un hilo conductor. Todo se resume en una máxima: "El mundo se rige por el azar de un parchís, no por las mecánicas leyes del ajedrez".

En Nocilla Experience hay muchos protagonistas: Harold, un hombre que desde que lo dejó su mujer solo puede comer cereales y un día decide dejarlo todo y recorrer Norteamérica; un hombre que maneja las grúas del puerto de Nueva York y diseña una casa para suicidas; un marine que se enamora de una irakí en el instante en que la encañona; Sandra, una mujer que vuela de Londres a Palma de Mallorca al tiempo que se resuelve el misterio del incendio de la Torre Windsor? Esta amalgama de personajes e historias -el resultado de escribir "sin saber lo que va a pasar", dice Fernández Mallo-, se transmite mejor que nunca al lector gracias a las ilustraciones. Como explica Joan: "Mi dibujo intenta traducir ese territorio entre el dibujo descriptivo, la poesía visual y la claridad gráfica".

Pere Joan ha publicado historietas en la revista Cairo y en el Diario de Mallorca -perteneciente al grupo Prensa Ibérica, igual que LA OPINIÓN-. También ha colaborado en Víbora, La Vanguardia, El Pequeño País y TBO, entre otros. En 1991 ganó el premio a la mejor obra en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona por su obra Mi cabeza bajo el mar.