El Cabildo de la catedral de Santiago desconoce cuándo desapareció el Códice Calixtino, uno de los hurtos de patrimonio histórico más importantes en la historia de España. Fuentes policiales sospechan que incluso podría haberse producido la semana pasada. Pese a la importancia de la pieza, ésta carecía de un seguro que cubra daños o hurtos, póliza que el Arzobispado sí tiene contratada para el conjunto de la catedral compostelana y algunas de sus otras piezas. La desaparición está siendo investigada por la Brigada de Patrimonio de la Comisaría General de Madrid, que también ha informado a la Interpol, activando los protocolos de seguridad europeos en estos casos ante su hipotética salida al extranjero, posibilidad que fuentes policiales consideran muy probable.

Fuentes del Arzobispado reconocen en privado que temen la marcha al extranjero de la pieza, pero confían en el "prestigio" de la Policía especializada en el tráfico de obras de arte. "España es un punto de paso de muchas y están muy especializados", explican. El propio delegado del Gobierno en Galicia, Miguel Cortizo, destacó que España cuenta con algunos "de los mejores especialistas del mundo" en la materia y están implicados en el caso. "Se recurrirá a lo haga falta", adelantó.

El deán de la Catedral y Archivero Mayor, José María Díaz, optó por la prudencia cuando se le preguntó si temía que la obra se encontrase fuera de España. "Pensamos lo peor para esperar lo mejor", zanjó.

La catedral cuenta con un seguro general, pero Díaz reconoció ayer no saber si cubre esta pieza, si bien fuentes del Arzobispado indican que es "insustituible". El deán, sin embargo, sí dio una cifra después de recordar que la pieza solo abandonó la catedral en dos ocasiones, ambas rumbo a otros lugares de Santiago. Cuando "hace años" se pidió su cesión para la exposición Las Edades del Hombre en Burgos en 1990, el Arzobispado exigió "1.000 millones de pesetas" (seis millones de euros) como seguro ad hoc para cubrir posibles años. El acuerdo no fructificó y la pieza se quedó en la catedral.

Ayer por la mañana, miembros de la Policía Científica y la Brigada Judicial seguían analizando pruebas en las dependencias del Arzobispado. Al mismo tiempo, el deán explicaba la versión oficial de lo sucedido, que deja en el aire el momento real de la desaparición de la pieza. El martes por la noche, uno de los dos investigadores que custodian la pieza en una sala de seguridad del Archivo de la catedral, el medievalista José Sánchez, se percató de su ausencia "a la hora de cerrar" y alertó a Díaz. La última vez que Sánchez lo vio, según el propio deán, fue "el jueves o el viernes" pasados. Durante ese intervalo se desconoce si el documento seguía en su sitio en la citada sala.

La versión oficial es que tras percatarse de la ausencia de la pieza, Sánchez, Díaz y otros dos trabajadores del Arzobispado la buscaron sin éxito. A las 22.00 horas llegaron agentes de la Policía Nacional que registraron la estancia hasta la medianoche. Volvieron a la mañana siguiente y ya por la tarde, el deán formalizó la denuncia.

Solo tres personas -Sánchez, otro experto conservador y el propio Díaz- tienen acceso al lugar en que el Archivo guarda, con condiciones de temperatura y humedad controladas sus piezas más valiosas, entre ellas el también llamado Liber Sancti Iacobi, un incunable del siglo XII considerado también la primera guía del Camino de Santiago.

El Archivo se compone de tres salas principales a las que se accede a través de varios corredores desde la propia catedral. El documento se encontraba en la sala de seguridad y de ella, aseguró Díaz, no sale casi nunca y solo acceden él y los dos colaboradores. El deán reconoció que en ocasiones concretas se exhibía el Códice en el salón principal del Archivo "siempre con un servidor delante" y que la última se produjo "hace un mes", aunque no recordó a quién se lo mostró. También reconoció que tienen "recepciones" habituales en ese lugar y que tanto él como los expertos acceden "continuamente" a la sala de seguridad.

Los agentes de la Policía Nacional siguen investigando estas dependencias y los vídeos de seguridad de la citada estancia, aunque algunas fuentes señalan que no apuntan directamente al libro, aspecto que Díaz no quiso desvelar por recomendación policial. "Nos piden que no demos detalles", indicó, si bien reconoció que "hay cámaras apuntando a las cuatro esquinas del claustro, de forma que queda fotografiada cualquier persona que pueda entrar".

La seguridad de esta sala es competencia de la propia Iglesia, aunque el Arzobispado se negó a dar detalles sobre el dispositivo de seguridad. Lo que sí reconoció es que ninguna cerradura había sido forzada. "No nos lo explicamos", se resignó Díaz. Además, el deán de la catedral asumió su responsabilidad en el acceso a la sala del Archivo de cualquier persona ajena al personal. "El canónigo archivero soy yo y la responsabilidad es mía", manifestó en una rueda de prensa que generó enorme expectación y que grabaron más de una docena de cámaras de televisión.

Fuentes del Arzobispado reconocieron ayer que mantienen contacto permanente con la Fiscalía especializada en esta clase de hurtos y ha puesto a su disposición "todos los medios posibles", desde el acceso a todas las salas del Archivo hasta a las copias digitalizadas de cada una de las páginas del Códice Calixtino.

La que es considerada primera guía del Camino de Santiago solo abandonó en dos ocasiones la Catedral: una en 1975 para una exposición en la iglesia de San Martiño Pinario y la otra en 1993, ambas en Santiago de Compostela, pero fueron sustituidas a los pocos días por réplicas como la que ayer mismo podía verse en el Arzobispado, a escasos metros de donde el deán compareció ante la prensa. El Arzobispado negó la participación del documento en la muestra Ex Librae que el año pasado se celebró en la Cidade da Cultura de Santiago para celebrar su apertura al público.