Los agentes policiales interrogaron ya a las tres personas con acceso directo al Códice Calitxtino en la catedral de Santiago de Compostela: el deán y los dos historiadores del Archivo, que trabajan cada uno en un turno -mañana y tarde- atendiendo a los expertos que analizan documentos propiedad del Arzobispado. Fuentes policiales declararon ayer que de momento no habían observado nada irregular.

El deán catedralicio, José María Díaz, explicó que los dos trabajadores "prestan servicio a los investigadores" accediendo "continuamente" a la sala de seguridad, donde se custodian documentos de gran valor, además del Códice. "No entran", zanjó cuando se le preguntó si más gente accedía a esa sala.

Alegando recomendaciones de la Policía, el deán tampoco quiso detallar si las llaves se encontraban puestas en la cerradura de la puerta de esa sala, como publicaron algunos medios, ni cuántas copias existen. "Puntos concretos no digo", se limitó a responder.

En el edificio del Arzobispado se encuentran varias estancias del Archivo. En una sala principal se encuentran documentos de menor valor y a ella acceden los investigadores. En ella, existe un mueble con una escalera hacia la sala de restauración, donde los dos medievalistas citados por el deán trabajan, equipados con guantes, con los documentos originales.

En otro punto, sin embargo, se encuentra la sala de seguridad cerrada con llave en que se incluyen las obras más valiosas.

Allí, sin ninguna urna, se encontraba el Códice Calixtino, cubierto con un tapete y bajo un cojín en un espacio encajado en la pared, según fuentes del Arzobispado compostelano.