Rubén Río: "El bronce lo gana el que sabe reponerse antes"

"El que algo quiere, algo le cuesta". Es el lema de un Rubén Río que se ha colgado la medalla de bronce con España en el Campeonato de Europa juvenil de balonmano y que ahora cambia la camiseta del Ártabro por la del Juanfersa de Gijón en busca de un hueco en la liga Asobal. "Quiero seguir creciendo", admite el joven jugador.

Su último recuerdo, el tercer puesto en el Europeo, le anima para aceptar nuevos retos. "La medalla es un regalo. Fue algo increíble". Aunque es cierto que en el camino aparecieron algunos imprevistos. "Durante la preparación nos enfrentamos a Portugal, Suecia y Noruega y contra todos perdimos. No sabíamos qué iba a pasar, si lograríamos superar la fase de grupos, pero decidimos subirnos la moral e ir a por todas", relata.

Con esa mentalidad, la de ir "partido a partido", la selección española juvenil se plantó en semifinales. La moneda, entonces, salió cruz. "Perdimos de uno contra Francia (24-23) y fue un golpe muy duro. Nos quedamos muy afectados, pero hablamos entre todos y decidimos que no podíamos dejar escapar la medalla", comenta el herculino. Para relajarse, el equipo -"una familia", según Rubén Río- cambió el entrenamiento por un paseo por el centro comercial de Gdynia (Polonia), sede del Europeo.

La hora de la verdad, la pelea por el tercer puesto, llegó. Y Dinamarca (27-21) fue el rival a batir. "El bronce lo gana el que sabe reponerse antes. Y esos fuimos nosotros", explica orgulloso. El trabajo defensivo fue clave para que los pupilos de Alberto Suárez, con los también gallegos Xoán Ledo y Román Pedreira, se llevasen el premio.

Con el bronce ya colgado en su habitación, Rubén Río se sumerge en una nueva aventura. Dice adiós a su club, el Ártabro Novo Mesoiro, para defender los colores del asturiano Juanfersa. "Soy juvenil y sé que jugaré poco al principio pero me quiero ganar un puesto en el primer equipo. Para ello tengo que trabajar mucho, pero tengo muchas ganas", declara entusiasmado.

Es la primera vez que el coruñés hace las maletas para vivir lejos de casa. La situación es desconocida, pero su espíritu por conocer nuevos mundos le invita a aceptar el reto con una sonrisa en sus labios. "Siento un poco de incertidumbre porque siempre viví con mis padres. Me da miedo pero hay que arriesgarse. El que algo quiere, algo le cuesta", advierte.

Ese miedo, pronto, se transformará en ilusión y éxitos. Este fin de semana, Río volverá a la pista de Novo Mesoiro para jugar un torneo. Pero esta vez con una equipación diferente a la que está acostumbrado. "Será muy especial porque vendrá mi gente a verme. Tengo muchas ganas de jugar", dice. Será su despedida. Aunque Río prefiere decir hasta luego.