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Sufrimiento blanco para ir a la final

El Laboral Kutxa, el peor obstáculo con el que el Madrid se pudo encontrar en semifinales n Solo fue capaz de superarlo en el primer y en el último cuarto

Sufrimiento blanco para ir a la finalCarlos Pardellas

El Madrid es ese gigante que ha conquistado ya 25 Copas del Rey. Pero ayer temió no estar en la final de esta edición. El Laboral Kutxa Baskonia se lo puso muy pero que muy difícil, pero la experiencia blanca emergió en los últimos compases y los de Pablo Laso se aseguraron la lucha por el título (80-86). El duelo Bourousis-Rodríguez del último cuarto, de ensueño.

El Baskonia, como su afición, parece de otro planeta. Cuando crees que no va a aparecer o que no tiene su día, engancha un triple tras otro y revive como por arte de magia. Los asistentes al Coliseum pudieron ser ayer testigos de esta reacción. Tras un inicio abrumador del Madrid (2-10), el Laboral Kutxa encontró un atajo hacia la igualada a través de Causeur y Bourousis. Y eso que no fue fácil, porque los blancos no hacían más que sumar gracias al acierto de Nocioni y Ayón.

Los chicos de Pablo Laso, los únicos de la Copa que no sufrieron para acceder a semifinales, creyeron que el camino hacia la final iba a ser coser y cantar. Pero el conjunto vasco siempre tiene algo más que decir y no pensaba regalar un premio tan grande como ese.

Le costó el primer cuarto (17-25), quizá porque el arranque madridrista fue demasiado efusivo. Pero una vez se calmaron las cosas, Causeur iluminó a los suyos como si de un faro se tratase. Adams lo acompañó en ataque y con un 3+1 devolvió las tablas al marcador (38-38). Por si fuera poco el camino recorrido, al Baskonia continuó trepando. No se conformo con nada. Un parcial de 16-2 lo llevó a mandar en el luminoso cuando se anunció el descanso.

Con el tercer cuarto empezaba un partido nuevo. El Madrid sabía que con pasearse no le bastaba, así que decidió reforzar su defensa. Ante esta barrera, el Laboral Kutxa optó por tirar desde fuera. Adams y Tillie tuvieron suerte, pero también Maciulis y Llull. Era un auténtico ir y venir. Y en este tipo de partidos, el rebote siempre es clave. El Madrid capturó seis más que su rival.

Lima fue el autor del 58-58 y Hangas abrió la puerta al último cuarto con el 60-60. Los aficionados de esta Copa, que no se pueden quejar de falta de emoción, se implicaron aún más con sus aplausos y silbidos en los diez minutos definitivos.

También dos hombres destacaron por encima del resto: Bourousis y Sergio Rodríguez, quien volvió a dar el mando del partido a su equipo (65-68). Al Chacho le dio tiempo a lucirse con una tremenda jugada individual que finalizó en triple de Nocioni. Ahí el Madrid encontró el camino para seguir machacando al Baskonia. El base español cedió entonces la canasta a su compañero Sergio Llull, quien metió las cinco finales, dos de ellas desde la línea de 6,75.

Baskonia aguantó sin que le temblase el pulso, pero erró en sus últimas dos posesiones y, como consecuencia, los blancos obtuvieron su hueco en la final copera. Ese Madrid de los récords es imparable, pero también es cierto que es mortal y el Laboral Kutxa lo probó por momentos en esta eliminatoria. Se despide el conjunto vasco con los deberes hechos y sin recompensa, pero arropado por sus seguidores, que esperaron en las gradas hasta que los jugadores salieron a saludar. Parece casi imposible pero hoy, a las 19.00 horas, el espectáculo continúa.

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