Natación - Campeonato del Mundo

La lucha contra el paso del tiempo

Los talentos casi adolescentes de David Popovici, Summer McIntosh y Leon Marchand intentarán desbancar a referentes como Katie Ledecky y Sarah Sjostrom

David Popovici celebra su récord del mundo en 100 libres registrado en Roma en 2022. |  // EUROPA PRESS

David Popovici celebra su récord del mundo en 100 libres registrado en Roma en 2022. | // EUROPA PRESS / María Varela

El paso del tiempo es inalterable, pero es especialmente cruel en un deporte como la natación, en el que aquellos que consiguen sobrevivir en activo más allá de los 30 años tienen que convivir en el agua con competidores adolescentes a los que prácticamente les pueden doblar en edad. Un cita internacional tras otra es una constatación de esta lucha generacional. La de los veteranos para conservar su posición privilegiada y la de los nuevos talentos dispuestos a apearlos de su pedestal. El Campeonato del Mundo de Fukuoka que esta madrugada da paso a la piscina (03.30 horas las eliminatorias, 13.00 las finales) será el escenario de otra de estas batallas a un año de los Juegos Olímpicos de París. El capítulo final para los primeros y el primero para los que todavía tienen muchos por escribir. Los que el tiempo les permita.

La estadounidense Katie Ledecky, en los Juegos de Río. |  // EFE

La estadounidense Katie Ledecky, en los Juegos de Río. | // EFE / María Varela

El duelo en los 400 libres entre la estadounidense Katie Ledecky (1997), la australiana Ariarne Titmus (2000) y la canadiense Summer McIntosh (2006) es uno de los mejores ejemplos. La primera, la reina indiscutible del fondo, deslumbró al mundo en Londres 2012 con solo 15 años. Ahora tiene 26, que no son muchos, pero es que le lleva, ¡10! a la última, que con 16, 17 que cumplirá el próximo mes de agosto, llega a Japón después de batir dos récords del mundo esta temporada (400 libres y 400 estilos). Titmus, de 22 (23 en septiembre) fue la protagonista hace dos años de los Juegos de Tokio al batir, en una final épica, a Ledecky en los 400. Tenían entonces 20 y 24. A la norteamericana le tocó cambiar de rol mientras la aussie era el talento emergente que pudo con el poder establecido. Los ciclos de la batalla generacional cada vez son más cortos porque ahora es Titmus la que se ve amenazada por una nueva estrella y le toca por una lado atacar a la estadounidense y por otro, defenderse de una canadiense que si cumple con los pronósticos será el nombre más repetido del campeonato porque puede colgarse hasta cuatro oros: 200 y 400 libres, 400 estilos y 200 mariposa.

Es ley de vida. Resiste también el envite de ir pasando páginas al calendario la sueca Sarah Sjostrom, aunque en su caso ha ido bajando metros según iba cumpliendo años. Ya no compite en las pruebas de 100, ni mariposa ni libres, y se centra en los 50 en los que también ha ido perdiendo el margen que tenía sobre el resto, que llegó a ser de medio segundo. La ventaja de Sjostrom, que cumplirá 30 en agosto, es que la velocidad suele ser dominio de los veteranos. Primero por razones obvias. Segundo, porque se tardan muchos años en dominar todos los elementos que intervienen en esos poco más de veinte segundos contra el crono. Sus competidoras, salvo excepciones como las estadounidense Gretchen Walsh, diez años más joven, y Torri Huske (21), son más o menos de su generación, como la australiana Emma McKeon, la sensación de los Juegos de Tokio. Ocurre lo mismo en la velocidad masculina. En 50 libres, los cuatro primeros del ranking rondan los 30, incluso el francés Florent Manaudou los supera (33).

Sin embargo el relevo generacional ya es un hecho entre los hombres. La mayoría de los favoritos a ganar ya son nacidos en la década de los 2000. Como dos de los llamados a ser los nadadores del campeonato. Uno es el rumano David Popovici (2004), que después de la explosión del año pasado, cuando todavía era júnior, tiene que vivir el Mundial de su confirmación. Busca no solo revalidad sus títulos de 100 y 200 metros, sino que caigan los récords del mundo. El del hectómetro ya lo tiene y el de los 200, uno de los que todavía queda vigente desde la era del poliuretano y de los bañadores milagro que hicieron tambalear las tablas de plusmarcas, ya lo rozó. Y otro es el francés Leon Marchand (2002), el nuevo producto del arquitecto de Michael Phelps, el entrenador Bob Bowman, que opta a cuatro oros individuales; 200 y 400 estilos, 200 braza y 200 mariposa. En una natación cada vez más súper especializada, en la que los nadadores se centran en dominar una prueba o una distancia a la perfección, la versatilidad del alumno de la Universidad de Arizona le hacen único.

Pero no solo están ellos. La lista de centennials a los que seguir la pista en Fukuoka es larga. De hecho, de las mejores marcas mundiales de la temporada, solo hay siete nadadores que hayan nacido antes del 2000 y tres solo por un año: los italianos Nicolo Martinenghi (1999), líder en 50 y 100 braza, y Gregorio Paltrinieri (1994) en 1.500 libres; los estadounidenses Ryan Murphy (1995) en 200 espalda y Bobby Finke (1999) en 800 libres; el británico Benjamin Proud (1994) en 50 mariposa; los australianos Zac Stubbety-Cook (1999) en 200 braza y Cameron McEvoy (1994) en 50 libres. La piscina, al final, dictará sentencia.