El Barça vive un sueño con João Félix

El portugués anota dos de los cinco goles a un Amberes que apenas tuvo opciones ante el juego de un rival muy superior - Cancelo fue otro de los destacados

João Félix sonríe tras anotar el quinto gol del Barça, el segundo del luso ayer al Amberes. |  // ALEJANDRO GARCÍA

João Félix sonríe tras anotar el quinto gol del Barça, el segundo del luso ayer al Amberes. | // ALEJANDRO GARCÍA / francisco cabezas

francisco cabezas

Soñar es bonito, pero duele. Siempre habrá un momento en que despiertes y lo disfrutado, lo gozado, quede engullido por esa almohada que agradece más el éxtasis efímero que la paz duradera.

Está viviendo el Barça un sueño con João Félix. João Félix está viviendo un sueño con el Barça. Y ambos, enlazados en ese mundo onírico donde nada parece prohibido y la irrealidad retoza con la fantasía, se deslizan entre triunfos, goles, asistencias y gestos tan bellos como absurdos. Prohibiéndose futbolista y club reparar en un final, porque el presente embriaga. Estimula. Ya habrá tiempo de pensar qué hacer cuando, al final de la temporada, las partes reparen en que el vínculo tiene todos los trazos emocionales del enamoramiento, pero con un papel que advierte que en verano, donde todo comienza, donde todo acaba, termina el periodo de cesión.

Mientras tanto, la hinchada tiene todo el derecho a dejarse llevar. Faltaría más. Porque ese Barcelona que venía malviviendo y vagabundeando en la Champions, expulsado en el mismo amanecer en las dos últimas temporadas, comenzó su nuevo trayecto con una dulce goleada frente a un Amberes que hizo poco más que comparecer en Montjuïc. Ver al viejo villano Mark van Bommel en la banda, de negro sepulturero, inquietaba. ¿Cómo podía ser que aquel terrible futbolista neerlandés que consiguió llegar más lejos que nadie en el fútbol —¿cuántos enemigos puede tener Iniesta en esta vida?— dirigiera un equipo tan cándido?

Pudo el Barça llevarse el partido con las manos en los bolsillos, silbando, y permitiendo que João Félix explotara su imaginación y que João Cancelo explotara su irreverencia. No hubo más que ver cómo el carrilero buscó rabonas o bajó balones desde el cielo como si estuviera en una pista de circo, no en un campo de fútbol.

Motivos debía tener. Porque el Barça había tirado dos veces a puerta y había marcado tres goles. Y en apenas 22 minutos. Antes de que Bataille se marcara en propia puerta tras un centro de Raphinha ante la escasa pericia de su portero, Butez, João Félix ya había hecho suya una noche en la que Yamal debutó en Europa.