El Leyma abraza el sueño de la ACB

Lleva a A Coruña a la élite 55 años tras ganar al Melilla (74-80), aunque ya festejaba minutos antes de acabar el duelo por el triunfo de Lleida

Diagne y Barrueta, los mejores de una noche para el recuerdo

Daniel Abelenda Lado

Daniel Abelenda Lado

Han tenido que pasar 55 años para que A Coruña vuelva a estar en el Olimpo del baloncesto español. Como rezaba su campaña de abonados de este año, el Leyma Coruña hizo historia al certificar su ascenso a la ACB con una victoria 74-80 contra Melilla. El lugar en el que se escapó este mismo sueño en 2016 ha sido el elegido por el destino para que el deporte coruñés firme una nueva página con letras de oro y naranja en su libro de grandes gestas. Toda la presión, la ilusión y los nervios concentrados en 40 minutos para dejar de soñar con la gloria. Ya dejó de rozar la ACB, ahora ya la abraza con todas sus fuerzas y total merecimiento.

El partido en la Ciudad Autónoma no se explica sin todos los 33 partidos que vinieron antes. Desde el arranque fulgurante de la temporada, la racha eterna de triunfos, la Copa Princesa y la caza, uno a uno, de los cocos de la categoría. El Leyma creyó en sí mismo con la sabiduría y la templanza que Epi le transmitió a su equipo y la fe que la afición puso en cada jugada. No faltó una pequeña delegación de O Forno de Riazor desplegada en el Javier Imbroda para festejar en nombre de toda la familia naranja.

Los hombres de Epi se plantaron en el pabellón melillense conscientes de la hazaña que tenían en sus manos: un triunfo para ascender, para lograr lo que nadie había conseguido en esta ciudad en más de medio siglo. Tocó trabajar, sufrir y reponerse a un segundo cuarto en el que el aro rival pareció tapiado con cemento. Pero este Leyma insiste una y otra vez, crece en equipo y resuelve partidos como el conjunto campeón en el que se ha convertido.

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Melilla - Leyma / LOF

Los nervios presidieron la previa del encuentro. Un retraso de unos diez minutos en el inicio permitió al Leyma saber en todo momento cómo iban los resultados que le interesaban en otras canchas: Lleida contra Menorca y San Pablo Burgos en la pista de Alicante. Pero no hacía falta ni mirar a otros sitios. Los de Epi ganaron el salto inicial, premonitorio de lo que estaba por venir. Costó entrar en dinámica anotadora, pero a ello ayudaron Galán y Barrueta. El primero prosiguió con un triple que puso la tarjeta de presentación de los naranja en la Ciudad Autónoma. La batalla de Mc Donnell en el rebote, la dirección de Aris y la guía de Huskic en el poste lideraron a un equipo que parecía no temblar ante un Melilla errático en su tiro y que se jugaba su propia permanencia. Solo Mulero y Varence, con sus triples, sacaron los colores a la defensa coruñesa. Huskic pecó con dos faltas, pero su relevo, Diagne, salió dispuesto a comerse a los rivales. El senegalés fue un seguro en el rebote ofensivo y una escoba en defensa con un tapón tras otro. Tampoco faltó el hijo pródigo, Beka Burjanadze, que con una suspensión hacia atrás y un triple, cerró el primer cuarto 16-25.

De rozar los dos dígitos a perder la ventaja. El Leyma se perdió por completo en los primeros cinco minutos del segundo cuarto. Sin inspiración en ataque, la defensa hizo un trabajo insuficiente para contener el acierto creciente de Varence, Briki y Douvier. Epi paró el partido, cambió a un Jakovics sin chispa y metió los galones de Álex Hernández para dirigir el juego. Nada parecía funcionar para recuperar las ideas y “las cabecitas” de las que hablaba el técnico burgalés en la previa. La solución, a marchas forzadas. Huskic machacó el aro para recuperar la ventaja, 28-29. Varence a base de triples volvió a igualar, 31-31, pero el ímpetu de Jakovics, que anotó una bandeja tras una gran recuperación de Galán en una pugna por un rebote, y un triple de Barrueta permitieron al Leyma llegar al entretiempo 31-38.

El descanso solo acrecentó los ánimos de un Melilla que, aun ganando, veía pasar sus últimos minutos en LEB Oro y se acercaba a Plata con el triunfo de Castelló ante Cantabria. Varence y Guillem Arcos apretaron los dientes con rabia para recuperar la ventaja, 43-40, con cuatro triples seguidos. Barrueta aceptó el duelo de pistoleros y entró al trapo en un intercambio al que se sumó Marjanovic por los locales. Diagne con su inconmensurable aporte en los dos postes (el propio y el rival) hizo lo que pudo para evitar que se descontrolase el partido. Van Dyke apareció para anotar un triple que le dio ventaja mínima a Melilla, 72-73, al término del tercer cuarto.

Cada vez importaba menos el marcador. Con la abultada victoria de Lleida, el ascenso era cuestión de que circulasen las agujas del reloj. De hecho, fue una realidad cuando Melilla mandaba en el marcador, 72-70, al terminar antes el compromiso de los catalanes. Pero el Leyma quería seguir fiel a su intención de ganarse la plaza en ACB. Font colaboró por medio de unos tiros libres. Y también apareció el héroe de la noche, Diagne. El hombre más alto del equipo se elevó por encima de todos en los mates finales. Esos vuelos metafóricos rumbo a la élite permitieron sellar el triunfo más importante de la historia del Leyma, 74-80. Llegarán más en unos meses, cuando el Leyma sea uno más entre los mejores equipos del baloncesto nacional.