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Albacete11Deportivo

Bienvenidos a Segunda

El colegiado, decisivo al permitir la dureza manchega e inventarse un penalti. El Dépor, aún en construcción, se lleva más sensaciones que botín de Albacete con el debe de la falta de creatividad en los últimos metros

Primero mira para otro lado en una falta, luego se guarda una tarjeta tras otra ante la dureza local y finalmente dibuja un penalti en su imaginación. Avisó por omisión y sentenció por obra. El regreso a Segunda División le tenía reservado muchas sorpresas a las que, dentro de sus limitaciones en este tramo naciente de la temporada, el equipo de Natxo supo reponerse. El muro insalvable se lo encontró en Pizarro Gómez. El colegiado se alejó de la imparcialidad que se le pide a los jueces e influyó en un partido que, más que perder, le escamotearon al equipo coruñés. Durante muchos momentos sobrevoló la sombra del empate. Los blanquiazules se habían encargado de sumar más méritos, pero no estaban llegando. Cuando ya estaban en ventaja y acariciaban el botín mayor, se lo 'birlaron' de las manos. Hasta ese momento, se vio a un Dépor imperfecto, sobre todo en ataque, pero con un punto de cocción mayor del esperado. Le queda un mundo, pero a avanza a buen ritmo en una temporada que amenaza con parecer varias. De momento, sucumbió ante las eventualidades. Bienvenidos a Segunda.

Viernes, diez de la noche, mediados de agosto, tormenta, dos apagones, regreso al Carlos Belmonte, un estadio que a cualquier deportivista le conecta mentalmente con el ascenso de 1991... Pocas escenas empujarían al Dépor a darse de bruces de manera tan contundente con la SegundaDivisión, su nueva realidad. Sin anestesia. Comenzaba una temporada larguísima y acentuaba esa sensación jugar un partido que arrancaba el viernes y finalizaba el sábado. Y como el proyecto de Natxo se enfrenta a una travesía de más de cuarenta semanas, nada mejor que agarrarse desde el primer día a lo que ha trabajado y armarse de paciencia: pelota al suelo y a tocar.

Mosquera se quedaba en el banquillo, dos fabrilistas en el once, Dani Giménez bajo palos. Antes de que el Dépor diese noticias por su juego, lo hizo el entrenador a partir de sus decisiones. Nadie es titular por decreto y el que viene de abajo y hace méritos, está entre los elegidos. Derribando clases y jerarquías. Ante este panorama y con las buenas maneras blanquiazules, emergieron en el primer acto Krohn-Dehli y los laterales. El danés, que debería ser capital en Segunda, cogió la pelota y se puso a marcar el ritmo. El Dépor se movía a su son y el equipo hizo daño en la medida que Simón y Caballo avanzaban kilómetros por los costados y ponían buenos centros. Quique pudo marcar de cabeza. Fue la mejor ocasión junto al trallazo de Fede Cartabia a la cruceta.

De más a menos, el grupo blanquiazul mostró cierto cuajo en el primer acto, mejor cara de la esperada en un equipo en construcción. Mandando en la salida, pero inofensivo en el juego áereo y sin verticalidad y claridad en los últimos metros. Lógico a estas alturas. Le queda mucho, pero no parece ir por mal camino. El Albacete estuvo muchos minutos a merced, pero en cierta medida cómodo. Solo se estiró en una jugada en la que salió muy bien de la presión coruñesa y casi marca Bela en una pseudocontra. Un susto enorme.

La segunda parte iba a deparar más emociones. El encuentro se quitó el corsé, no le sobraba calidad, pero al menos se animaba. Diego Caballo seguía aprovechando la autopista que había encontrado en su banda, los pivotes le miraban de reojo y aprovechaban su insistencia por el flanco izquierdo. Una vez Álex, otra Krohn-Dehli, de nuevo de los mejores y cada vez animándose más. El equipo coruñés masticaba el duelo, lo pretendía ganar metro a metro, más allá de las ocasiones claras que pudiese tener. El Albacete plantaba cara dentro de sus limitaciones. El encuentro tomaba claro color blanquiazul, aunque el empate era una de las opciones en un guion abierto.

Y al final el premio llegó a balón parado. Poco daño había hecho el equipo coruñés en el juego áereo por su falta de centímetros en ataque, pero en una segunda jugada de una falta lateral abrió el melón. Borja Valle, ya en el campo y muy necesario en este equipo, colgó un balón al segundo palo que Álex mandó a la madera. El regalo llegó en forma de rechace a los pies de Domingos Duarte. No falló y avioneta para celebrarlo. El Dépor empezaba a volar hasta que le dispararon en pleno vuelo.

El colegiado avivó la llama de la reacción albaceteña ante un Dépor erróneamente aculado y excesivamente nervioso con una pena máxima inexistente. Una muesca que se suma a muchas decisiones menores que fueron más que discutibles, quizás lo más reprochable de su actuación. Manaj no falló e incluso los manchegos, ya en superioridad por la roja a Krohn, soñaron con una remontada racial en los últimos minutos. Nada se movió. El regreso a Segunda comienza con turbulencias.

ALBACETE-DEPORTIVO (1-1)

Albacete: Tomeu Nadal, Tejero, Arroyo, Caro, Fran García, Acuña (Rei Manaj, min.75), Erice, Eugeni (Jean Jules, min.67), Bela (Susaeta, min.46), Febas y Zozulia.

Deportivo: Dani Giménez, David Simón, Duarte, Eneko Bóveda, Diego Caballo, Pedro Sánchez, Krohn-Dehli, Bergantiños, Edu Expósito (Mosquera, min.77), Fede Cartabia (Borja Valle, min.67), Quique (Pablo Marí, min.86).

Goles: 0-1: Duarte (70') 1-1: Manaj (84')

Árbitro: Pizarro Gómez mostró amarillas a Tejero, Zozulia, Erice, David Simón, Pedro Sánchez, Diego Caballo y Duarte. Expulsó a Krohn Dehli.

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