El Banco Central Europeo (BCE) cumplió ayer con el guión y rebajó un cuarto de punto los tipos de interés hasta el 1%, una medida con la que la entidad pretende hacer frente la amenaza de recesión que vuelve a sobrevolar la zona euro. Lo que no estaba previsto eran las medidas extraordinarias que el nuevo presidente de la entidad, Mario Draghi, anunció para facilitar el acceso a la liquidez al sector bancario, que aumentan aún más la barra libre de liquidez. En cambio el italiano defraudó a los mercados al enfriar las expectativas de llevar a cabo más compras de bonos soberanos a los países que se encuentran bajo presión. Esta última medida provocó la caída de las Bolsas y que las primas de riesgo volvieran a subir. También influyó el recorte que el BCE realizó de sus previsiones económicas para 2012.

Con esta nueva rebaja, los tipos de interés vuelven a su mínimo histórico desde la entrada del euro (ya estuvieron en el 1% entre mayo del 2009 y marzo de 2010), y Draghi da una vuelta de tuerca a la política de tipos de la entidad que en los últimos meses había aplicado Trichet. En su intervención, el italiano aseguró que la decisión de recortar los tipos no se adoptó por unanimidad en el seno del consejo de Gobierno de la entidad, sino por una mayoría después de una discusión centrada más en la fecha de la rebaja que en la necesidad de la misma.

Para mejorar la fluidez del crédito, uno de los principales problemas que atenaza a la economía europea, la entidad acordó, como medida extraordinaria, llevar a cabo dos operaciones de refinanciación a tres años en forma de subasta a tipo fijo, que puede amortizarse al cabo de un año. Estas subastas, que sustituyen a las de 12 meses anunciadas en octubre, se celebrarán el próximo 21 de diciembre y el 20 de febrero de 2012. El BCE decidió, también, relajar los requisitos de los activos que acepta como garantía para obtener liquidez, reduciendo el umbral de rating para ciertos valores respaldados por activos.

Lo que rechazó de plano el italiano fue continuar con la compra de bonos a países en riesgo. Draghi aseguró que este programa "no puede ser ni eterno ni infinito". También descartó una de las opciones barajadas para sortear las restricciones legales que tiene el BCE para acudir en ayuda de los países como sería un eventual crédito puente al FMI. Según precisó esta medida "es legalmente compleja" y resaltó que el "espíritu de los Tratados europeos supone que no se pueda prestar dinero de una forma que burle lo recogido en ellos".

Las palabras del italiano provocaron una inmediata reacción en los mercados, y tiñeron a las Bolsas de rojo. La española registró unas pérdidas del 2,12%, mientras que la de Milán se dejó un 4,29%; la de París un 2,53%%, y la de Fráncfort un 2,01%. La prima de riesgo ofrecida a los inversores por los bonos españoles a diez años respecto a los alemanes ascendió a los 370 puntos básicos, tras comenzar la jornada en los 330. También el euro reaccionó a la baja y al cierre de la sesión de ayer se cambiaba a 1,33 dólares.

La entidad europea también revisó fuertemente a la baja sus previsiones de crecimiento para la zona euro en 2012 ante "los significativos riesgo" debido a la incertidumbre en torno a la crisis de deuda. El BCE rebajó sus previsiones para este año hasta un rango que va desde el -0,4% y el 1%, frente a la anterior estimación de entre el 0,4% y el 2,2%. Para 2012, le entidad estima un crecimiento económico en los países que comparten el euro de entre el 1,5 y el 1,7%. En 2013, las previsión es que la economía mejore entre un 0,3 y un 2,3%.

Sobre la inflación, el banquero italiano descartó que la economía europea entre en un periodo de deflación (bajada continua y generalizada de los precios) y reconoció que la subida de los precios se mantendrá por encima del 2% varios meses antes de volver a descender.