El hombre más rico de Francia, Bernard Arnault, presidente del grupo de empresas del lujo Louis Vuitton, anunció ayer que solicitó la nacionalidad belga, mientras en Francia se debate sobre la promesa electoral de François Hollande de subir hasta un 75% los impuestos para las grandes fortunas, las que cobran más de un millón de euros. Hollande parece dispuesto a suavizar la medida para evitar la fuga de capitales.

Arnault respondió ayer a la revelación hecha en la prensa belga, respecto a la presentación de su petición de nacionalidad en el país vecino y precisó que mantendrá la francesa, y que mantendrá su domicilio fiscal en Francia.

El grupo que preside Arnault confirmó en un comunicado la presentación de la solicitud -el multimillonario, cuya fortuna se estimó en 2011 en unos 41.000 millones de dólares, tiene una vivienda en Bruselas- y al mismo tiempo que pretende continuar con sus negocios en Francia. "La eventual obtención de una doble nacionalidad franco-belga no cambia en nada esa situación (la residencia fiscal) ni en su determinación de continuar con el desarrollo del grupo LVMH y las creaciones de empleo que son consecuencia de ello en Francia", indica el comunicado.

Entre las marcas del grupo LVMH están algunas de las del sector del lujo más conocidas del mundo, como las de moda Louis Vuitton y Givenchy; de champán Moët & Chandon y Dom Pérignon; y de perfumería Parfums Christian Dior o Sephora.

Arnault es natural del norte de Francia y los representantes de LVMH recordaron que mantiene relaciones estrechas con Bélgica tanto desde el punto de vista personal como por sus actividades empresariales.

La confirmación de que Arnault pretende obtener la doble nacionalidad llega en pleno debate sobre la aplicación de la promesa electoral del presidente socialista galo, François Hollande, que dijo que aumentaría la presión fiscal sobre las rentas superiores al millón de euros.