El futuro que se marque para Novagalicia es también el del Banco Gallego, del que roza la mitad de las acciones y que consolida en sus cuentas. Por eso la entidad que preside Juan Manuel Urgoiti protagoniza uno de los capítulos del plan de reestructuración que su principal socio de referencia negocia en estos momentos con las autoridades europeas. O la desinversión de ese paquete de títulos en concreto, la venta total del negocio o la integración directamente en NCG. Son las tres alternativas que hay sobre la mesa, aunque ésta última, la absorción, es la que menos convence en la cúpula del banco heredero de la fusión de las dos cajas gallegas. "Lo más probable en estos momentos es que finalmente ésa no sea la opción elegida", aseguran fuentes conocedoras de las conversaciones con Bruselas, en las que también está el regulador y el Ministerio de Economía, con el importante matiz de que la solución definitiva no está tomada. "En esta reforma financiera -añaden- se han dado muchos giros".

Ni los responsables de NCG ni los del Gallego quieren dar un solo detalle sobre el contenido de las negociaciones previas a la autorización del plan que abrirá la puerta a la inyección multimillonaria de capital con cargo al rescate europeo. El déficit en el grupo Novagalicia, según los test de estrés de Oliver Wyman, supera alcanza los 7.200 millones de euros. ¿Pero cuáles son las necesidades de su participada? Los dos decretos de saneamiento impulsados por Economía antes de solicitar la ayuda comunitaria suponían en el Banco Gallego unos 192 millones, una vez descontado el efecto fiscal, según figura en su informe económico del primer semestre. NCG comentaba también en su último balance económico que la cartera del ladrillo estaba sometida en esos momentos a una "revisión" que podría desembocar en una mayor falta de recursos.

Los rumores sobre la estrategia a seguir en el Gallego se repiten incesantemente desde que Novagalicia desvelara la posibilidad de venderlo o integrarlo, como reconoció su presidente, José María Castellano, ante los sindicatos, muy preocupados por el impacto de una operación así por el "elevadísimo" solapamiento de las redes en la comunidad. Una de las condiciones de la recapitalización de NCG pasa por otra reducción del número de sucursales.

Ellos, los empleados, se agarran con fuerza a la venta a otro banco como "la mejor solución" ante la encrucijada en la que se encuentran. Los principales accionistas -además de NCG, Juan Manuel Urgoiti controla el 7,41%, un 11,48% Javier Ungría, un 3,13% el grupo BNP Paribas, un 3,65% Ramón Bahamonde, un 2,46% Inditex y un 11,58% Epifanio Campo- paralizaron la ampliación de capital de julio. "No hay otra alternativa que no sea una sangría", coinciden los portavoces sindicales de CCOO y CIG. La oferta del Banco Espírito Santo (BES) para hacerse con el gallego se quedó en papel mojado, aunque el diálogo no está cerrado "del todo", según apuntan varias fuentes, que recuerdan que La Caixa podría estar también interesada en ganar cuota en Galicia con la compra, "al menos", de oficinas y negocio.