La batalla legal de los empresarios gallegos que en enero de 2012 invirtieron casi 70 millones en NCG, y que después perdieron la inversión con la operación acordeón que redujo a cero el capital de la entidad financiera gallega justo antes del rescate europeo, entra esta semana en una fase crucial. Mañana comienzan en A Coruña las vistas judiciales -hay varios procesos en marcha- en las que comparecerán los representantes de los demandantes -empresas como Hijos de Rivera, Copasa, Gadisa, Hierros Añón o Coren- y de los demandados, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y el propio Novagalicia Banco, entonces dirigido por José María Castellano.

El primer juicio comienza mañana y dura hasta el miércoles, en el que se enfrentarán el organismo estatal presidido por Fernando Restoy y los inversores gallegos Hijos de Rivera, Copasa, Inversiones Subel (de Luis Somoza, expresidente de Azkar), Inversiones Gallegas del Cable, Concable Inversiones, Río Breiro (Jealsa) y Coren.

El segundo juicio se celebra el jueves y el viernes y corresponde a la demanda del grupo de distribución alimentaria Gadisa. Mientras, la próxima semana (el jueves 20 y el viernes 21) es la vista por la denuncia de Inveravante, Metalships, Renebé 2003, Santiago Rey Fernández-Latorre y José Luis Mariño.

La fecha del juicio más importante por cuantía, el de Hierros Añón -que reclama los 25 millones de participación en NCG-, aún no está fijada pero el Juzgado de Primera Instancia número 2 de A Coruña ya está listo para señalar la vista de la demanda planteada por el empresario Manuel Añón.

Los empresarios defendieron desde que se produjo la operación acordeón -en la que perdieron su inversión justo antes de que Novagalicia recibiera una inyección de 5.425 millones procedentes del rescate europeo- que fueron "engañados" cuando entraron a formar parte del capital del banco gallego. En las vistas preliminares a los juicios defendieron que fueron invitados a invertir en el banco bajo el argumento de que era una entidad "saneada, viable y solvente" y que la valoración de NCG con la que contaban en ese momento no reflejaba el patrimonio real de la entidad.

El FROB, por su parte, alegó en las vistas preliminares que la información que recibieron los empresarios gallegos para entrar en el capital del banco estaba "obsoleta", anterior a la valoración de la entidad en 181 millones, y que el FROB no fue el encargado de captar inversores, dando a entender que la responsabilidad fue de la cúpula de Novagalicia, con Castellano al frente.

Abanca (entonces NCG), por su parte, duda de que, por el perfil inversor de los empresarios gallegos, desconociesen la situación real de la entidad, al margen de las cuentas o valoraciones que les presentasen para animarles a entrar en el accionariado de la entidad financiera.

La veintena de empresarios gallegos, sin embargo, insistirá en los juicios de los próximos días en defender que les ocultaron información de la situación real del banco, "que en realidad estaba en quiebra", como demostró la inyección de más de 5.000 millones.