La continua caída del precio del petróleo ha encontrado su principal víctima en las petroleras, que anunciaron el despido de miles de personas, reducción de dividendos y desinversiones, en un contexto que continúa siendo incierto ante la falta de acuerdo para acometer una reducción en la producción de crudo que convenza a los mercados.

Los resultados anuales de las petroleras revelan los efectos de un crudo en mínimos, con beneficios cuatro veces menores, en varias de ellas y otras, con pérdidas por encima de los 3.000 millones. La estadounidense Chevron anunció la supresión de entre 6.000 y 7.000 empleos, mientras que la adquisición de la británica BG por Shell se saldará con 10.000 despidos.