Antón Arias Díaz-Eimil dio la sorpresa el pasado viernes cuando a pocos minutos de expirar el plazo para presentar candidaturas a la Presidencia de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), formalizó la suya. Las confederaciones de empresarios de Lugo, Ourense o Pontevedra no esperaban ese movimiento, sobre todo después de plantearse el martes un acuerdo para suspender las elecciones si no existía un aspirante de consenso al que el miércoles a última hora, tras el respaldo de su Ejecutiva, se sumó Ourense. Su presidente, José Manuel Pérez Canal acusa a la asociación coruñesa de deslealtad y Fontenla defiende que fue la organización ourensana quien rompió el pacto. Arias da su versión en esta entrevista en la que reconoce no ser el candidato de consenso pero plantea un mandato "nada personalista", centrado en revitalizar la CEG y en que las provincias y las organizaciones sectoriales marquen el rumbo. El que fuera presidente de los empresarios gallegos de la construcción ofrece diálogo en busca de consensos y recuperar la imagen de la CEG.

-¿Cómo se gestó su lista?

-De una forma repentina y en un momento en el que el comité ejecutivo de la Confederación de Empresarios de A Coruña (CEC), analizando la situación de interinidad que se da en la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) se reúne el jueves por la tarde, con el convencimiento colectivo de que es necesario presentar un candidato. Se analizaron las posibilidades, me propusieron y acepté.

-Pero eso no fue lo acordado el martes pasado entre los vicepresidentes de la CEG, los presidentes provinciales, que pactaron no presentar un candidato si no era de consenso.

-Hay que conocer el proceso. Tras la dimisión de Antonio Dieter Moure al frente de la patronal gallega, se creó una comisión gestora que tiene que gestionar el día a día de la organización con planteamientos que no condicionen la actuación de una futura directiva. La gestora actuó conforme a los estatutos, lo ha hecho bien estos dos meses, y se marcó como objetivo designar un candidato de consenso, cuya elección recae en la asamblea. Ese objetivo no se pudo cumplir y el martes pasado se habló de un posible acuerdo para prorrogar el trabajo de la gestora. Los vicepresidentes estuvieron de acuerdo, salvo Ourense, que planteó que tenía que someterlo a sus órganos de gobierno. El jueves sale publicado en prensa [En LA OPINIÓN] que Ourense exige que la portavocía de la gestora sea rotatoria y una serie de cosas que alteran los estatutos y que además suponían prorrogar la lucha interna en la CEG, transmitiendo esa imagen y en una situación de interinidad que no se puede permitir económicamente. Fue cuando A Coruña comunicó el jueves a los vicepresidentes que su comité ejecutivo no se sentía vinculado por ese acuerdo y que se consideraba libre de actuar como considerase conveniente. No generó reacción alguna de ningún vicepresidente.

-Esas comunicaciones, ¿fueron por WhatsApp?

-Sí. Se estableció que la vía de comunicación entre los vicepresidentes fuese un grupo de WhatsApp. Uno de ellos reconoció que la postura de Ourense suponía un cambio y resultaba sorprendente y otro, que posiblemente lo publicado en prensa no sea la posición oficial. Ourense tampoco lo desmintió.

-Parece ser que fue Ourense la que dijo que lo publicado en prensa no fue su comunicado oficial e incorpora en su mensaje la nota de prensa del respaldo a un acuerdo sin condiciones. ¿No?

-No lo sé porque no estoy en ese grupo de WhatsApp, pero lo que me dicen es que Ourense no desmiente lo que sale publicado en prensa en ningún momento. Los estatutos son los que son y hay que respetarlos y si se considera que no sirven, habrá que cambiarlos. La CEG no estaría cumpliendo su función y no está para luchas de poder. Por eso, a las 12.30 horas del viernes formalicé mi candidatura, pero el jueves por la tarde lo dijimos.

-Pues eso no es lo que entendieron otras provinciales, que les acusan de deslealtad.

-Eso de que A Coruña ha conculcado los derechos de alguien no se corresponde con la realidad. La dirección de la CEG no es presidencialista; está controlada por los órganos de gobierno, el presidente no tiene capacidad de dirigir la Ejecutiva, emana de las organizaciones provinciales y sectoriales.

-¿Por qué A Coruña no anunció su candidatura?

-Yo no estuve en la reunión del martes pero cuando Ourense sale pidiendo una presidencia rotatoria supone una actitud de más de lo mismo, de confrontación. La CEG o se pone a trabajar ya o entra en inviabilidad económica y debe recuperar su imagen pública. La asamblea debe decidir y las otras provinciales podían haber presentado a su candidato; si no lo hicieron, tendrán que aclarar por qué.

-Pero A Coruña pudo avisar.

-Si dice que va a actuar como considere más conveniente, a buenos entendedores sobran las palabras. A Coruña dijo que no entorpecería un acuerdo para un candidato de consenso, pero cuando entiende que el acuerdo está roto...

-Sorprende un poco que se busque un acuerdo y luego hablen ustedes por WhatsApp, se rijan por lo que se publica en prensa. ¿No se pueden llamar y aclarar las cosas?

-Ourense no comunica absolutamente nada, se acordó que la vía de comunicación es ese grupo y sale una publicación en prensa pero Ourense oficialmente, en ese grupo, no se expresa.

-Por lo que dicen, el miércoles por la noche sí comunicó que los órganos de gobierno ourensanos respaldaban el acuerdo.

-No estoy en ese grupo pero lo que me dijeron es que no desmintió esos condicionantes al acuerdo que salen en prensa. Nosotros actuamos con transparencia e informamos de todo. Me siento libre para continuar el proceso.

-Si se presenta es porque entiende que tendrá los suficientes apoyos para salir elegido...

-Si la candidatura obtiene al menos el 50% de los votos emitidos. Es un proyecto de futuro y espero ese respaldo. Mi candidatura no contiene otros nombres porque los órganos de gobierno los designan las provinciales y las sectoriales, intentaré que el respaldo sea el mayor posible.

-¿Qué diría a quien piensa que con usted, Fontenla es el presidente en la sombra?

-Son ganas de enturbiar y de simplificar el debate, crear una predisposición en contra. A mí me designa un comité ejecutivo en el que Fontenla tiene un voto; no puede dirigirlo. Quien piense que soy el tapado de Fontenla es que desconoce el funcionamiento de los órganos de gobierno de la CEC y no me conoce a mí como persona. Mis posturas siempre las he mantenido, a veces en contra de él y yo no me dejo dirigir por nadie, quienes me conocen lo saben y lo dicen estos días.

-Aún saliendo elegido, puede enfrentarse a una Presidencia como la de Alvariño o Antonio Moure, de bloqueo, después de lo que ha generado su candidatura.

-Puede haber ciertos disensos de voto en la asamblea, que es soberana, es bueno que los haya, pero no es que se vaya a votar a Antón Arias sino a elegir entre un presidente que represente a los empresarios o que la CEG desaparezca. La voluntad clara y mayoritaria es trabajar en otra dirección, tenemos que ir diseñando consensos. Que las decisiones se tomen por interés de la CEG y no por cuestiones particulares, que es lo que pasa ahora.

-¿Habla en general o se refiere a alguna confederación o persona concreta?

-Creo que hay provinciales que actuaron más en este sentido pero no quiero apuntar a nadie porque según a quién le pregunte dirá que uno u otro. Es el momento de superarlo y seguir adelante, al menos si el proyecto es mantener la CEG y no que desaparezca.

-¿Cuáles serán sus primeros pasos si es elegido?

-Hay que recuperar los objetivos fundacionales de la confederación, que la CEG sea un órgano de debate y representación del empresariado, que para eso fue concebida. Superado esto y asegurada la viabilidad económica, tal vez habrá que modificar los estatutos para que no se vuelva a producir una situación de bloqueo como las vistas y garantizar la representatividad. Pero de momento tenemos que centrarnos en recuperar la imagen y viabilizarla económicamente. Estamos perdiendo credibilidad y tenemos que recuperarla a marchas forzadas.