Daniel Álvarez comenzó su andadura laboral de aprendiz en una empresa relacionada con la instalación de equipos de aire acondicionado. Había llegado a oficial cuando la empresa quebró y cuando quiso seguir trabajando en lo mismo se encontró con que las empresas valoraban su experiencia pero exigían un ciclo medio o superior del que él carecía. Ante esta situación, optó por cambiar de rumbo y dedicarse al mundo de la pesca haciendo los cursos mínimos necesarios, lo que le llevó a embarcarse en un buque de cerco.

Más tarde se sacó el título de marinero de máquinas con la intención de seguir creciendo como profesional en el sector. Pese a que ahora sigue en otro cerquero (el Curuto Dos, desde hace más de tres meses), reconoce que la situación "está realmente mal" y asegura que Galicia "aún está en crisis".

Asegura que nadie quiere trabajar en sitios "que paguen poco o mal", pero que tampoco es normal que un pensionista cobre más que un trabajador joven.

Como solución, este gallego de 29 años apuesta por fijar un salario mínimo en España más alto que el que existe en la actualidad —707,6 euros al mes—, "ya que somos de los que menos cobramos con Portugal". Álvarez explica que los empresarios prefieren contratar a gente más joven "para pagarles menos por tener menos experiencia" y que eso "no debería ser así".

La pesca es, además, una de las profesiones más duras que existen, no solo por su peligrosidad o sus largas jornadas de trabajo, también porque en muchos casos no se sabe lo que se va a cobrar cada mes. Oscila entre los 700 y más de 1.500 euros, dependiendo de las capturas obtenidas, explica este marinero gallego.