La propuesta del comité de expertos que asesora al Ministerio de Energía de elevar hasta un 28% la presión fiscal sobre el gasóleo ha provocado una cascada de reacciones en contra de los profesionales del transporte en España. Si el lunes se quejó la federación nacional de transportistas Fenadismer y el martes lo hizo la patronal CETM, ayer la Asociación de Transporte Internacional por Carretera (Astic) alertó de que subir un 28% los impuestos al diésel tendría un efecto "inmediato" en el coste final del transporte, lo que podría perjudicar a las empresas exportadoras españolas y encarecer las importaciones.

El director general de esta patronal, Ramón Valdivia, aseguró que el 65% de las exportaciones españolas tienen como destino la Unión Europea y estas son, en su mayoría, por carretera, por lo que gravar "aún más" los carburantes supondría aumentar los costes del transporte. Según los datos que maneja Astic, el sector soporta alrededor de 10.000 millones de euros al año entre impuestos generales y específicos, cargas sociales y otros gravámenes, un importe que supone el 60% del coste total de un viaje internacional.