Los expresidentes del Banco Popular Ángel Ron y Emilio Saracho se enzarzaron ayer en el Congreso de los Diputados en un duro cruce de acusaciones sobre las gestiones de ambos al frente de una entidad que acabó siendo intervenida y vendida en 2017 al precio simbólico de un euro al Banco Santander. El primero en intervenir en la comisión que investiga el origen de la crisis fue Ron, quien presidió la entidad durante más de una década y presumió de la oferta de compra de 5.500 millones que recibió por el Popular, "solvente" y con unas acciones "confiscadas" por las autoridades europeas que valían miles de millones. En su opinión fue el resultado de que su sucesor, Saracho, llevó "el avión como si fuera un caza" y pretendió hacer una macroampliación de capital con un fuerte descuento o vender al mejor postor.

Sin embargo, ya en su turno, Saracho fue aún más vehemente e insistió en que se habían cometido "demasiados errores" por su predecesor en un banco que "engañaba", era "un desastre", "una caca", y sus acciones tendían a cero porque Popular era incapaz de dar una buena noticia. La resolución de la entidad y su venta al Banco Santander fue un "milagro" en palabras de Saracho porque con ella "se evitó un mal mayor", "un desastre bíblico".