La vida se pone cada vez más cara... y las llamadas a una mejora de los sueldos por parte de la Administración y buena parte del empresariado no encuentran respuesta. Durante el segundo trimestre del año los salarios subieron tan solo un 0,1%. Poco más que el 0% de incremento registrado entre enero y marzo, según los datos que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE). Frente a la congelación de las nóminas, la inflación sigue a su propio ritmo, sin apearse del nivel del 2% en las alzas en las que se mueve desde mayo. En agosto el Índice de Precios al Consumo (IPC) se situó en el 2,2% en España. El mismo porcentaje que registra Galicia, que, al igual que el resto del país, padece el vértigo en el coste de las energías, tanto los combustibles, que se encarecieron en la comunidad un 11% el mes pasado, como en el recibo de la luz, casi un 10% más, lo esperable después de los máximos anuales que se dieron en el mercado mayorista donde se cruzan las órdenes de compra y venta de la electricidad que luego llega hasta los hogares y las industrias.

El ascenso del precio de la electricidad, junto con el gas y otro tipo de combustibles similares, es el más elevado desde mayo de 2017 en Galicia, que ya en julio acumuló una subida anual del 8,5%. Casi una cuarta parte de la inflación en la comunidad es por culpa del encarecimiento de la luz. Y no va a haber una tregua. El megavatio (MW) rompió otra vez el techo de este año. El precio medio alcanzó los 75,39 euros, un 1,1% por encima del anterior pico de 2018 registrado el pasado 5 de septiembre (74,58 euros) y un 51,5% más que en la misma jornada del ejercicio pasado, cuando rondaba los 49,8 euros, como recogen los datos del OMIE, el gestor del pool. Para hoy el precio medio vuelve a aligerarse hasta los 74,76, por lo que será el segundo más alto en lo que va de año y aventura otra importante subida de la electricidad este mes.

La otra factura energética clave en el presupuesto doméstico tampoco da señales de flojera. El 42% de la inflación en Galicia del mes pasado viene del encarecimiento de los carburantes. La variación anual es del 11%, aunque también es cierto que la tasa en los dos meses precedentes, en mayo y julio, estuvo por encima del 12%, y que esta vez, algo que no suele ser habitual, el incremento en la comunidad está por debajo del total nacional, un 11,3%.

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Por su elevado consumo, la evolución en el coste de la electricidad y los carburantes provoca un auténtico huracán en el IPC general. Pesan muchísimo en la medición de los precios. Pero hubo un producto todavía más inflacionista que ambos: la fruta fresca. Hacía cinco años que su valor no acumulaba un alza anual tan fuerte, del 15,3%. Con todo lo que supone a la hora de llenar la cesta de la compra, que, en conjunto, sumó un alza del 2%.

Además de la fruta, el otro gran alimento que está disparando su precio este año en Galicia es la patata: un 19,3%. El tubérculo acostumbra a tener variaciones muy bruscas en función de los resultados de la campaña, afectada este año, sobre todo en el norte de la comunidad, por la plaga del mildiu por las lluvias de julio. Los productores confían en darle una vuelta al mercado con la recolección prevista para este mes y el próximo.

La ligera desaceleración en el encarecimiento de los combustibles permite rebajar la inflación una décima en comparación con el 2,3% de julio. Eso y algunos otros artículos, pocos, que se abarataron el mes pasado en Galicia. Destacan los equipos de telefonía, con una reducción del 19,3%. El precio de los aceites bajó un 7,1%; un 5,2% el del azúcar; un 4,4% los paquetes turísticos; y un 3% los textiles y accesorios para el hogar.

El Gobierno prevé que el IPC caiga por debajo del 2% a final de año. Algo que, según el Instituto Galego de Estatística (IGE), podría ocurrir en la comunidad ya este mes de septiembre, con un 1,8%.