La dirección mundial de Alcoa se planta sobre el cierre de las fábricas A Coruña y Avilés. Ni está por reconsiderar el cierre ni por facilitar la venta de las instalaciones. La cúpula ejecutiva, con sede en Pittsburgh (Estados Unidos), ha transmitido ya a la Administración española que esta es su posición, tras el requerimiento realizado por el Ministerio de Industria y los Gobiernos de Galicia y Asturias a través de la dirección española del grupo. A pesar de ello, el Ejecutivo central sigue viendo opciones para sortear la clausura. "Hay una oportunidad" para salvar las dos factorías, dijo ayer la ministra Reyes Maroto, sin precisar más.

Maroto indicó en Pekín, durante una visita oficial a China, que está en contacto con el consejero delegado de la corporación Alcoa, Roy Harvey, para que éste hable con los responsables de la empresa en España con el objetivo de encontrar soluciones, según informó la agencia Efe. La titular de Industria reconoció que la reunión que mantuvieron esta semana representantes de los Gobiernos central, gallego y asturiano con la empresa y los sindicatos "salió mal". En ella la compañía no aceptó una propuesta para frenar los despidos y participar en un grupo de trabajo para negociar alternativas. Los directivos españoles quedaron en trasladar esta propuesta a Pittsburgh. "Somos optimistas, tenemos otras crisis industriales en las que estamos trabajando y esperamos dar buenas noticias dentro de poco. No vamos a parar de trabajar hasta que efectivamente veamos que no se puede hacer nada", dijo Maroto. Y añadió: "Creemos que hay una oportunidad para salvar las dos plantas y en eso estamos trabajando".

Unas horas después, fuentes conocedoras de las conversaciones explicaron a este diario que la dirección mundial de Alcoa ha comunicado ya una respuesta y que la multinacional no se mueve de su posición inicial: el cierre sigue considerándose irrevocable y se mantiene la resistencia a intentar una venta, lo que, según Alcoa, ya exploró sin éxito en distintos momentos de los dos últimos años.

Los casi 700 trabajadores afectados (369 en A Coruña y 317 en Avilés) centran ahora sus esfuerzos en atar un futuro más allá de la marcha de la firma estadounidense. La plantilla insiste en que las dos fábricas deben mantenerse en funcionamiento y solicita la creación de una gestora compuesta por administraciones, empresa y trabajadores que organice la transición con la regulación de nuevo marco energético, la adecuación de las instalaciones y el estudio de planes industriales de grupos interesados en tomar las riendas de las dos factorías, que son "rentables", remarca el presidente del comité de empresa de A Coruña, Juan Carlos López Corbacho.

Las administraciones buscan candidatos para una posible compra. El delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, confirmó la existencia de varios interesados. Uno de ellos es Klesch Group, controlado por el millonario estadounidense Gary Klesch. A los compradores posibles se suma el grupo familiar español Alibérico. El Ayuntamiento de Avilés ha iniciado los contactos con esta compañía, una de las que se postularon ya en 2016 para comprar las plantas de aluminio primario coruñesa y avilesina, en un proceso que finalmente no fructificó.

El grupo industrial y tecnológico especializado en la fabricación de materiales avanzados de aluminio, considerado todo un referente a nivel mundial dentro del sector, contactó con Alcoa este mismo año (el pasado mayo) para ofrecerse como comprador. Alibérico es el primer grupo privado en Europa de capital español del sector del aluminio y está formado por 35 empresas y 17 fábricas distribuidas en cuatro continentes que dan trabajo a más de 1.200 personas. Opera en los sectores de envase y embalaje, edificación, tratamiento de superficies, transporte, industria y renovables y está especializado en reflotar empresas que atraviesan por momento críticos.

En medios del sector aluminero reconocen que cerrar una compra no es tarea sencilla, no solo por la actitud de cerrazón que está demostrando Alcoa, sino porque el precio de la electricidad sigue pesando como una losa sobre la industria y porque se requieren importantes inversiones que permitan defender la cuenta de resultados de la planta. "Su viabilidad pasa no solo por el precio de la electricidad, sino por hacer inversiones para llegar a fabricar productos de alto valor añadido", explicaron fuentes conocedoras del sector. Según los expertos, la clave pasa por que la fábrica pase a producir productos que tengan más valor añadido que los tochos y lingotes de aluminio primario.

De todas las fábricas de aluminio que había en España y que el Estado privatizó en tiempos de José María Aznar (PP), solo quedan siete, aunque de seguir adelante los planes de Alcoa se quedarán en cinco: la de San Cibrao, dos de Aludium (la firma que gestiona en España las plantas de Amorebieta y Alicante que Atlas Holding compró a Alcoa en 2014) y dos del grupo Alibérico.