Cada año se dan de alta en Galicia una media de 21.000 nuevos jubilados. Son solo una parte de las personas que perciben una prestación, ya que hay computar también las de incapacidad permanente, viudedad, orfandad y favor familiar. En total en 2017 se dieron de alta 40.960 pagas, y dejaron de abonarse -por fallecimiento, sobre todo- otras 37.000, según la estadística oficial de la Seguridad Social. Las más numerosas son las pensiones de jubilación: el año pasado empezaron a cobrarla 20.841 personas, a las que se les reconoció una paga mensual de 1.164,92 euros. Teniendo en cuenta que los jubilados ingresan doce mensualidades y dos extras, la percepción media de este colectivo fue de 16.308 euros. No es, ni de lejos, un umbral de ingresos comparable al del conjunto del Estado, pero no está al alcance de muchos trabajadores gallegos; la mitad de los asalariados no alcanzó esta remuneración, como consta en el último informe del Mercado de Trabajo y Pensiones en las Fuentes Tributarias, que elabora el fisco.

Hay varios factores que explican esta situación, y otro que anticipa que se trata de un escenario en peligro de extinción. En primer lugar -y aunque en España las pagas privadas son todavía residuales-, porque la tasa de reposición del sistema público de pensiones es muy alto. De promedio la gente se jubila con una prestación pública (con cargo a las arcas del Estado) que representa poco menos del 80% de su último salario, el doble que la media europea. Otros factores: muchos colectivos como los autónomos elevan la base de cotización en los años previos a su retiro para garantizarse una pensión más alta, y los salarios más elevados son los de las personas más próximas a los 65 debido a cláusulas de antigüedad y otras medidas salariales internas de las empresas. Además están la prevaricación del mercado laboral, con un 17% menos de empleo a tiempo completo que hace diez años, y también los bajos sueldos de los más jóvenes (un asalariado de entre 26 y 35 años cobra un 20% menos que la media de los trabajadores gallegos, y otro 40% menos que los ocupados senior).

D esequilibrio

De acuerdo a los datos de Hacienda, en 2017 fueron 487.000 los asalariados cuyos ingresos estuvieron por debajo de los 16.308 euros que percibieron los nuevos jubilados; representan la mitad de la mano de obra gallega. Con el agravante de que estos casi medio millón de trabajadores deberían mantener el sistema, claramente desequilibrado y depauperado por el invierno demográfico. Es más, hasta 320.000 trabajadores declararon ingresos inferiores a lo que percibieron las nuevas viudas gallegas, cuyas prestaciones públicas siguen siendo las más bajas de España.

Que este panorama esté en peligro de extinción no obedece a una previsible y radical mejora del mercado de trabajo, sino a la merma de la tasa de reposición de las pensiones; los futuros jubilados cobrarán mucho menos que los actuales en comparación con su último sueldo. De acuerdo a la última previsión de la Comisión Europea -del Ageing Report 2018-, en el año 2070 las pensiones públicas que percibirán los jubilados españoles serán del 45% del último salario. Esto es, equivaldría a unos 846 euros mensuales si se tiene en cuenta el sueldo promedio actual de la masa asalariada gallega. Esta estimación se ha agravado con respecto al informe de pensiones de 2015, en el que Bruselas anticipó que la tasa de reposición para 2060 será del 49,7%.