José Manuel Pazo Paniagua (O Carballiño, Ourense), preside la Asociación Eólica de Galicia (EGA) y es asesor general de Eurus Energy en España. Asegura que "la cuarta revolución industrial", la de la "electrificación de la economía", es "imparable". Y que Galicia "lo tiene todo" para liderar esa transición en España si los partidos lograsen consensuar una hoja de ruta para los próximos diez años.

- ¿En qué situación está el sector renovable en Galicia?

-En estos momentos hay solicitudes de puntos de conexión renovables que triplican lo previsto actualmente en España. En los próximos años viviremos una década de cambios que van a sucederse mucho más rápido de lo que pensamos. La tecnología avanza a una velocidad tremenda en el ámbito eléctrico y digital porque aquí lo más difícil es regular la seguridad de la red eléctrica y los puntos de conexión y saber transportar esa energía de arriba abajo en una isla energética como España. En estos momentos lo que se pretende cambiar es toda la legislación de autoconsumo, de generación distribuida? que tú puedas tener una generación propia en tu ciudad, polígono, etc., y que puedas comprar y vender tu energía. Eso es una transformación bestial.

- ¿No va usted muy rápido?

-Vivimos un proceso de descarbonización que, junto con el agotamiento de las centrales nucleares y la evolución de las renovables, hace que estemos ganando los concursos y subastas de generación de energía en todo el mundo.

- ¿Y la Galicia eólica?

-Fuimos los primeros durante muchos años. Para el final de 2019, como consecuencia de los nuevos parques eólicos previstos, hay estimada una potencia total instalada de 4.000 megavatios. A partir de ahí pretendemos desarrollar en torno a 450 MW anuales durante el decenio 2020-2030 con una inversión estimada de 5.000 millones. Hablamos de 12.000 empleos nuevos y estables en un sector que desarrolla un importante entramado de empresas auxiliares porque, independientemente de las turbinas que se vayan a instalar, también hay que mantenerlas y repararlas. No dejan de ser elementos mecánicos en permanente rotación y desgaste. Además, nuestra industria auxiliar es muy competitiva, ya que surte de componentes y equipamientos a las mejores firmas energéticas del mundo. Otro objetivo es que Galicia sea autosuficiente en producción de energía eléctrica y que no necesitemos importar ninguna materia prima para mantenernos.

- ¿Eso podría llamarse soberanía eléctrica?

-Eso se llama no depender de los demás ni de las fluctuaciones de los precios por los caprichos del mercado. Imagine que en los próximos diez años la industria del automóvil llegue a ser un 50% eléctrica, pues ahí ya tendríamos menos importaciones de gasóleo y gasolina. Lo que quiero decir es que la próxima década es la de la electrificación de la economía. Es decir, electrificar el transporte, la climatización, el consumo eléctrico? temas de los que ahora mismo dependemos de la importación de otros países, sobre todo de petróleo, carbón y gas. El objetivo, por tanto, debe ser autosuficientes y no depender de la fabricación o producción de materia prima de otros países.

-¿Qué calificativo le pondría a la situación actual?

-Vivimos un momento de transición total. Va a tener que cambiar toda la legislación eléctrica pues hablamos, por ejemplo, de renovar la acumulación de baterías. Es un momento crítico en la industria eléctrica porque el cambio va a ser radical en todo el mundo. En poco tiempo viviremos unas transformaciones increíbles.

-Hay quien no lo ve así.

-La cuarta revolución industrial es imparable. La transición energética y el cambio climático no tienen marcha atrás. Yo creo que la gente tardó mucho en concienciarse de que la contaminación es un problema grave. Ahora el cambio climático lo asumen el 99% de la sociedad y de los investigadores. La industria verde ha tardado pero ya está consolidada y estamos recogiendo los frutos. ¿La consecuencia? Pues por ejemplo, si Gran Bretaña plantea 500 megavatios porque la gente está consumiendo más, se hace una subasta y ahí se presentan el carbón, la nuclear, nosotros... y el resultado es que las estamos ganando todas. ¿Qué energía genera más barato? Las renovables.

- ¿Quién gana, las empresas gallegas y españolas?

-También, pero hablo del sector renovable a nivel europeo. Yo lo que digo es que el cambio es global. ¿Galicia? Llegamos a ser la cuarta potencia eólica de Europa y la sexta del mundo. De repente hubo la crisis, la paralización? de la que ahora nos estamos recuperando.

- ¿Cree que hay posibilidad de recuperar el liderazgo?

-Yo creo que sí. Tenemos los parques más antiguos de España y una gran capacidad de repotenciación. Esto significa el poder instalar un 30% más de energía. Los molinos de ahora producen entre un 30% y un 50% más que los de antes. Antes tenías 10 molinos y ahora tienes uno. Hasta el impacto ambiental será mucho menor. Ya no es una cuestión de liderazgo, el objetivo que se debe marcar Galicia es no depender de la oscilación de productos energéticos del resto de España y de Europa. Que podamos producir más barato. En estos momentos generar electricidad es caro por la contaminación, pero si generas barato, también tendrás empresas que produzcan barato. Y Galicia lo tiene todo, empezando por la calidad de un viento que es un 12% mejor que la media española. Galicia puede y debe liderar la transición energética en España.

- ¿Qué opina de la política de la Xunta en este ámbito?

-Todo esto le pilla un poco a contrapié porque el marco energético evoluciona muy rápido. Pero ocurre en la mayoría de las comunidades. Sabemos que Galicia dispone de unas condiciones excepcionales para la creación de una industria verde que genere grandes oportunidades de negocio y de empleo cualificado. Pero necesitamos propiciar un consenso político con todas las fuerzas parlamentarias y dotarnos de una estabilidad legal que evite errores pasados, facilite la confianza de los inversores y la financiación de los proyectos energéticos. Por eso debemos activar un plan a diez años. Debe verse como un objetivo estratégico de país.

- Diez años es mucho tiempo en un país que vive a golpe de calendario electoral.

-Pues habrá que hacerlo algún día si queremos disponer de una industria de vanguardia que se convierta, al mismo tiempo, en un legado tecnológico y ambiental para las próximas generaciones. No queremos tener una punta de 400 MW un año y de 600 otro. Queremos constancia. Estamos en esa fase de conversaciones para establecer un orden y realizar este tipo de instalaciones. Hay que contar con los ayuntamientos, la conciencia social? tendremos que decirle a la gente que es la única alternativa. Que a un danés, a un sueco o a un noruego, ciudadanos con una importante conciencia ecológica, no les moleste tener una turbina cerca de su casa y que aquí se vea como una agresión al paisaje, me parece digno de estudio. Los pros son mucho mayores que los contras. No hace mucho se nos iba la conexión eléctrica cada dos por tres, ahora no. Esto es imparable, o te apuntas o te mueres, pero tiene que haber una transición ordenada. No entiendo que haya gente preocupada porque se tomen medidas para que en 2040 los coches sean eléctricos. Quedan más de veinte años, en la vida cambian muchas cosa en veinte años, pero hay que gestionar con esa perspectiva. Ahora bien, la transición debe ser ordenada y eso es lo que pretendemos con la Xunta. Queremos sentarnos y programar los próximos diez años.

- Y sigue vigente el canon eólico en Galicia.

-Sí, el canon eólico es un tema del que siempre nos quejamos porque nos hace diferentes a otras comunidades. Queremos atraer empresas y que pongan aquí su dinero. Si la ventaja que tenemos de producción nos la restan con el canon eólico, los inversores se van a otro lado. Nosotros queremos dedicar parte de los beneficios a mejorar los territorios en los que estamos ubicados. El canon eólico debe regularse a nivel estatal. Solo funciona en Galicia, Castilla y León y Castilla-La Mancha. La cota más alta está en Galicia y es de alrededor de 5.000 euros por turbina al año. 23 millones al año. Yo siempre he puesto este tema encima de la mesa porque es una anomalía. El hecho de que una energía limpia pague un canon ambiental es una anomalía. Es difícil de entender.

- Lo lógico es que pague más quien más contamina.

-Es lo que queremos. Si ves los presupuestos de Galicia, la contaminación atmosférica paga al año cuatro millones y medio y nosotros, que somos renovables, no bajamos de veinte y tantos millones. Que unas térmicas gallegas emitan 12 millones de toneladas de CO2 al año, un millón mensual y 30.000 diarias, y que nosotros seamos los más contaminantes choca mucho.

- ¿Qué le parece la decisión de Naturgy de cerrar la central térmica de Meirama?

-Son decisiones empresariales. Si en el actual contexto energético, marcado por la descarbonización, el precio de la emisión de CO2 pasa de 5 a 25 euros por tonelada en un año, pues entonces no salen los números y es normal que se cierre. Además, la empresa ve que en Europa se cierran plantas por emisiones, ahí están los casos de Polonia e Inglaterra, pues la lógica consecuencia es que al final cierren todas.

- ¿Y la nuclear?

-Está obsoleta. Son del año 70 y poco a poco se van haciendo viejas y hay que tener cuidado. En estos momentos nadie quiere una nuclear al lado de casa. Provocan efectos totalmente irremediables. Si el sol no te lo van a cobrar y no tiene variación de precios, ¿para qué vas a importar uranio? La tragedia de Chernóbil ocurrió en Ucrania en 1986 y hubo gente que le echó la culpa a la decadencia soviética, pero es que Fukushima sucedió hace ocho años en un país preparado como Japón. Nadie puede pensar que aquí no va a pasar una desgracia semejante porque puede ocurrir en cualquier sitio.

- Ante los que dicen que las renovables están expuestas a la coyuntura climática y no garantizan una producción energética constante, ¿qué opina?

-Ese discurso se desmonta con el tiempo. En España tenemos un 25% de potencia instalada de gas y está infrautilizada porque se utiliza un 10%. El respaldo puede venir de esas centrales. Estoy a favor de mantener el gas en un principio, porque no contamina tanto, pero dentro de una transición ordenada. Ahora, si mañana cierran las térmicas, no pasa nada. Es el 13% de la producción. La gente tiene que cambiar el chip. Existen las baterías, que van a estar en cada casa, en cada coche, en cada comercio, en cada industria, en cada polígono? habrá millones de baterías interconectadas a la red que servirán como respaldo. Serán millones las baterías que servirán de acumulación cuando no tengamos ni viento ni sol. A través del Big Data controlamos cuándo va a hacer sol y viento y se puede gestionar con ello. Habrá veces que produzcamos mucha más electricidad de la que consumamos, entonces, todo eso va a las baterías y el día de mañana podrás comprar energía con una app móvil a 0,5 céntimos y podrás venderla. Un coche está parado un 94% del tiempo y tendrá baterías que estén conectadas a la red. Ese coche comprará energía cuando esté barato y venderá cuando esté caro. Parece ciencia ficción pero es algo que está ahí.

- Uno de los grandes mensajes que se están lanzando es que España adolece de una apuesta por la fabricación de baterías.

-A España le hace falta una mayor cantidad de fábricas de batería, seis fábricas. Hay unos tipos de batería pero se está hablando ahora de materias sólidas? se está buscando el perfeccionamiento en la acumulación, pero van a una velocidad bestial. En España, Repsol, Cepsa, etc., están invirtiendo en energías renovables para consolidar otra vía de negocio.