Iberdrola es la compañía eléctrica española en mejor posición para sacar partido del modelo de transición energética diseñado por el Gobierno de Pedro Sánchez, según se infiere de un análisis elaborado por el banco de inversión Morgan Stanley. La destacada posición que ya tiene en el negocio renovable y la expectativa de un mayor funcionamiento de sus centrales de gas (ciclos combinados) a consecuencia del final de las centrales térmicas de carbón favorecen a la multinacional de raíz vasca, ventaja esa última que también posee Naturgy (antes Gas Natural-Fenosa), que anunció el cierre de su térmica gallega, en Meirama (Cerceda). Los dos grupos energéticos españoles se perfilan como beneficiarios singulares del llamado Plan Integral de Energía y Clima propuesto por la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.

"Iberdrola y Naturgy serán los principales beneficiarios del aumento de la producción en las centrales de ciclo combinado (...). Para Endesa, el beneficio de los mayores factores de carga de esas centrales no compensará los impactos de la disminución del carbón", señalan los analistas de Morgan Stanley en su informe, al evaluar el efecto que tendrá cerrar todas las térmicas de carbón de España en el horizonte de 2030

—como prevé el 'Plan Ribera'— en el negocio de las tres principales eléctricas del país. Al contrario que Naturgy, Endesa sí ha apostado por realizar las inversiones necesarias (más de 200 millones de euros) para que la otra central de carbón gallega, la de As Pontes, cumpla la normativa europea de reducción de emisiones y pueda seguir funcionando más allá de junio de 2020.

La ventaja para Iberdrola y Naturgy se explica por la modesta relevancia que la generación con carbón tiene en su catálogo de

tecnologías (3,37% de la capacidad instalada en el primer caso y 14% en el segundo) y por el volumen que tienen en ciclos combinados: entre ambas eléctricas suman el 51% de toda la potencia desplegada en el país en ciclos combinados.

En línea con el borrador del Plan de Energía y Clima del Gobierno, los expertos de Morgan Stanley pronostican que los costes de emitir dióxido de carbono (CO2) mermarán la competitividad de las térmicas y que su papel como energía de respaldo (para garantizar el suministro cuando la producción renovable es insuficiente) será desempeñado por las centrales de gas natural, que también emiten dióxido de carbono, pero en proporciones significativamente menores (entre el 40% y el 50% inferiores). El banco de inversión señala incluso que el comportamiento del mercado de CO2 puede dar como resultado "más cierres de plantas de carbón acelerados en comparación con los objetivos del plan".

La extinción de las térmicas supondría una oportunidad para que las eléctricas saquen partido o al menos reduzcan las cuantiosas pérdidas de sus centrales de gas. Entre los años 90 y los inmediatos anteriores a la crisis económica que comenzó en 2008, las eléctricas instalaron casi 25.000 megavatios en ciclos combinados en España proyectados para funcionar por encima de 4.000 horas al año. La caída de la demanda a partir de la crisis pinchó esa burbuja de inversiones en centrales de gas (por encima de 13.000 millones de euros) que, aún hoy, funcionan muy por debajo de los niveles de rentabilidad en la mayor parte de los casos.

Ocupar el llamado hueco térmico que ahora corresponde al carbón es una vía para reconducir los resultados de las centrales de gas, pero el informe de Morgan Stanley advierte de que a largo plazo volverán los problemas. "El balance positivo para el gas podría ser limitado en el tiempo, ya que el crecimiento de las energías renovables presionará sobre los factores de carga". En otras palabras, el documento avisa de que el magno despliegue de energía eólica, solar y otras fuentes de energía verdes que prevé el Plan Ribera achicará el espacio de los ciclos combinados en el mercado de modo que para el año 2030 su nivel de funcionamiento será incluso inferior al actual. De ahí que los ejecutivos de las compañías eléctricas estén hablando ya de que la retribución de esas centrales deberá ser reforzada con "pagos por capacidad" (remuneraciones extraordinarias con cargo al precio de la luz por estar disponibles para funcionar).