La crisis se llevó por delante el proyecto vital de miles de jóvenes y la recuperación desigual deja en el aire la posibilidad de enderezarlo. Esta misma semana se conocieron los resultados de la Encuesta de Fecundidad del Instituto Nacional de Estadística (INE), todo un ejemplo del impacto de la situación económica en algo tan transcendental como ser madre. Sin contar aquellas que no quieren o que todavía no se ven con edad para dar el paso, el 36% de las mujeres gallegas sin hijos apunta directamente a la falta de recursos y a razones laborales o de conciliación para no tenerlos. Las mismas causas que dan casi la mitad de las que fueron madres y no prevén sumar un miembro más a la familia. Pero el problema de que no salgan las cuentas empieza mucho antes, ya a la hora de emanciparse. La comunidad se queda sin hogares jóvenes porque, sencillamente, cada vez hay menos jóvenes, y porque se multiplican los obstáculos por culpa de la precariedad laboral y el encarecimiento del acceso a la vivienda. Por eso los menores de 35 años independizados que sobreviven con menos de 1.000 euros se han ido disparando en Galicia hasta rozar el 29%.

Esa mezcla del invierno demográfico con la temporalidad y los bajos salarios es fatídica para el relevo generacional en Galicia. En 2007, el número de hogares formados por menores de 35 años superaba los 99.000. Una década después eran 60.500. La caída ronda el 40%. Durante los años de bonanza, los que ingresaban no más de 1.000 euros al mes representaban el 15%. Ahora son el 28,3% (unos 17.100 hogares) y son la mayoría dentro de los tramos en los que divide el Instituto Galego de Estatística (IGE) su reciente radiografía de las condiciones de vida del colectivo en la comunidad.

Los que tienen entre 1.000 y 1.500 euros al mes se mantienen alrededor del 21%; los de 1.500 euros a 2.000 bajan del 20,1% al 18,3%; los de 2.000 a 2.500 pasan del 20,3% al 16,7%; y los hogares jóvenes con más de 2.500 euros disponibles se desploman del 23,5% en 2007 „en aquel momento, el grupo más elevado„ al 15,6%.

Los ingresos de los hogares gallegos alcanzaron una media de 2.079 euros en 2017. Teóricamente se nota el cambio de ciclo económico. En 2012, entre la primera y la segunda recesión, el presupuesto doméstico se situaba en 1.906. Lo que ocurre es que esa recuperación del bolsillo de los hogares está lejos de alcanzar los niveles precrisis, como sí sucede en las grandes cifras macroeconómicas, en todos los colectivos... salvo en el de los mayores de 65 años, donde el alza de los ingresos medios en estos diez últimos años fue del 36,9% gracias a que las nuevas pensiones son más elevadas que las anteriores.

No ocurre lo mismo con los ingresos medios de los hogares gallegos en los que la edad del principal sustentador está por debajo de los 30 años: el recorte es del 10,3%, un total de 237 euros menos en comparación con 2007. Entre los 30 y los 44 años, la reducción fue del 1,3% y del 3,1% en las familias capitaneadas por alguien con entre 45 y 64 años.

Desde 2014, el paro entre los menores de 35 años en Galicia descendió alrededor de la mitad, hasta los 56.900 que hubo en 2018, según los datos del IGE con la Encuesta de Población Activa (EPA). Pero la ocupación entre esas edades también bajó, un 7%, con 232.400 jóvenes empleados. ¿La razón? La enorme pérdida de activos en esa franja: un 19,5% menos. El colectivo sufre con especial dureza la precariedad: suman el 31% de las jornadas parciales que hay en la comunidad y el 42,5% de ellos tiene un contrato temporal.