Ildefonso Rodríguez Iglesias, de 56 años, falleció repentinamente ayer mientras hacía deporte junto a sus amigos. La muerte de este empresario coruñés, casado y padre de dos hijos, ha causado un hondo pesar en la capital herculina, donde era muy apreciado, y particularmente en el grupo Abeirar, un holding con una plantilla cercana a los quinientos trabajadores. Hoy, a las ocho y media de la tarde, se celebra la misa en su honor en la capilla del tanatorio Servisa en A Coruña.

Rodríguez resultó crucial en la venta, en 2018, de la histórica constructora coruñesa Arias Infraestructuras, antes denominada Arias Hermanos, a dos exdirectivos de la compañía Isolux Corsán, Antonio Aranzadi y Mario Barcenilla. La razón de esta operación se debió a que no consideraba la construcción como un activo estratégico dentro un grupo centrado fundamentalmente en actividades industriales y tecnológicas. La transacción incluía el "compromiso, voluntad y vocación" de mantener por tiempo indefinido la sede social de la empresa en A Coruña, al igual que la previsión de conservar las cifras actuales de profesionales en plantilla.

Uno de sus negocios preferidos era el Hotel Blue, radicado en la calle Juana de Vega, como puede comprobarse en su prólogo del libro que recoge los 70 dibujos del arquitecto Antonio Amaro y que engalanan otras tantas habitaciones del inmueble.

Coruñés y deportivista, Rodríguez Iglesias destacaba por su capacidad de trabajo y liderazgo. Era tremendamente celoso de su intimidad. Buena prueba de ello es que de las 50 personalidades de todos los ámbitos de la sociedad gallega y coruñesa que publicaron un artículo con motivo del XV aniversario de LA OPINIÓN, hace cuatro años, fue el único que se negó a que el escrito saliese acompañado de su fotografía.

Aquel artículo se tituló "A Coruña 2030, la ciudad del talento" y en él relataba cómo la capital herculina debía aprovechar sus fortalezas para progresar con el horizonte de la próxima década.

"A Coruña es heredera del conocimiento. Esa tradición resulta fundamental para construir la ciudad de 2030, sobre todo a la hora de aprovechar el gran potencial de los jóvenes que formamos, incluidos los que tomaron la decisión de marcharse y que ahora disponen de esa experiencia", relataba.

El artículo no ha perdido un ápice de actualidad hoy día, dado que desgrana el rol de la Universidad, el efecto Inditex, el potencial gastronómico asociado a la producción sostenible en el marco de la Reserva de la Biosfera, el puerto exterior, el mapa de las comunicaciones o la necesidad de estructurar el Golfo Ártabro.