La Cátedra Inditex-UDC cierra este lunes (12.30 horas) el VIII Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social (CESIS) con una conferencia del profesor emérito y cofundador de la Iniciativa Empresa Social en la Harvard Business School, James E. Austin. Preguntado por Los desafíos y las oportunidades de la colaboración entre empresas y ONG, título de su charla, Austin reconoce que estas colaboraciones "no son fáciles de construir". "Hay muchas diferencias entre las corporaciones y las ONG en términos de cultura y estructura organizacional, en la manera de tomar decisiones y en los sistemas de gobernanza, por lo que debe crearse una habilidad colaborativa y destinar recursos a construir esa alianza", comenta. El profesor no solo considera que las barreras en este ámbito "son superables", sino que la cooperación entre empresas y ONG "constituye un fenómeno común y de creciente importancia". El objetivo final es la creación de "valor social y económico".

Si la sociedad otorga a las empresas "el privilegio o la licencia de operar", estas deben aportar "bienestar de la sociedad". "Hoy en día todas las empresas líderes reconocen que tienen una responsabilidad social y desarrollan programas para beneficiar a sus comunidades de muy diferentes maneras", comenta. Este tipo de decisiones e iniciativas generan "sociedades mejor atendidas e incluso más justas".

A veces el empresario, o el propio ciudadano, entiende este tipo de acciones como un contrasentido, de ahí la expresión "esto no es una ONG" para dejar claro que el objetivo de maximizar beneficios se opone a la proyección solidaria. Pero Austin niega la mayor: "Disponemos de numerosos estudios que demuestran que no solamente resultan compatibles las actividades de responsabilidad social con sus objetivos financieros, sino más bien que aportan beneficios económicos".

Las investigaciones en que se basa para realizar semejante afirmación "revelan que las acciones sociales corporativas incrementaron las satisfacción de los clientes en un 10%, aumentaron las ventas en un 20% y redujeron la rotación de personal entre un 25 y un 50%". Por consiguiente, a su juicio, "no existe conflicto alguno entre las aportaciones sociales y el rendimiento económico, más bien todo lo contrario, lo que hay son sinergias".

Las empresas también contribuyen a la sostenibilidad de los servicios públicos a través del pago de tributos. Según los resultados divulgados por la multinacional gallega, Inditex pagó 1.692 millones de euros en impuestos en España en 2018. Ante la pregunta de si esta contribución resulta suficiente o debe ir más allá, Austin se centra en la evolución social y ambiental de la compañía debido a su "integración en la estrategia de operaciones".

"Inditex es reconocida internacionalmente como líder en responsabilidad social empresarial. Tienen indicadores cualitativos y cuantitativos que miden cómo sus operaciones aportan a los Objetivos de Desarrollo Sostenible promulgados por las Naciones Unidas", explica.

El debate en torno a la fiscalidad empresarial resulta especialmente llamativo en el entorno de la nueva economía marcada por los gigantes digitales, casos de Google, Amazon o Facebook. "Aunque el aspecto fiscal resulta muy importante, deberíamos examinar también cuáles son los roles y aportes sociales que pueden llevar a cabo estas empresas. Disponen de tecnologías con un gran potencial para afrontar graves problemas sociales. Entonces, la pregunta más relevante tal vez no sea cuántos impuestos deben pagar sino qué debemos exigirles para solucionar los problemas", afirma.

"Uno debería enfocar el problema social y luego decidir qué forma de organización es la más efectiva para movilizar los recursos necesarios a la hora de aplicar las soluciones", concluye.