Los delegados del sindicato CIG en la fábrica de Ferroatlántica en Sabón abandonaron ayer la reunión convocada por la empresa para negociar un "plan industrial" de mejoras. El motivo es que la central no negociará ningún acuerdo que suponga la escisión de la planta del resto del grupo y a la espera de que la Xunta se pronuncie sobre la legalidad de la operación de venta de Ferroatlántica al fondo americano TPG. Al encuentro estaban convocados los miembros del comité de empresa de la factoría, integrado por cinco representantes de UGT y cuatro de la CIG.

Los delegados de la central nacionalista aseguraron que no van a entrar a valorar ningún plan industrial "porque eso sería darle una coartada a la empresa para llevar a la Xunta un acuerdo favorable a sus intereses". La CIG considera que las mejoras en las instalaciones de Sabón no pueden estar condicionadas a que se escinda la fábrica del resto del grupo Ferroatlántica SAU, porque creen que esta "maniobra" persigue que la Xunta autorice la venta del complejo industrial y energético de A Costa da Morte. La sección sindical de la CIG explica que Ferroatlántica trata de repetir su intento de 2017, cuando intentó que el Gobierno le autorizase la segregación y la venta de las centrales hidroeléctricas. "Como quedó demostrado entonces, las negociaciones de la empresa son una pantomima: su único objetivo sigue siendo la venta de las centrales", advirtió la CIG. El sindicato sostiene que no solo se incumplió con el plan de inversiones sino que se desmanteló el proyecto FerroSolar en Sabón, que hay un ERE temporal sin ejecutar para las fábricas y dos hornos sin actividad en Arteixo.

El Grupo Villar Mir, a través de su participada Ferroglobe, negoció la venta de Ferroatlántica con el fondo americano TPG por 170 millones. La operación supone el traspaso de las diez centrales hidroeléctricas del Xallas y la fábrica de ferroaleaciones Cee-Dumbría, pero no la de Sabón, que quedaría dentro de Ferroglobe.