En noviembre de 2012, un grupo de activistas de la organización ecologista Greenpeace protagonizaba una protesta frente a una tienda de Zara en Madrid. Vestidos como maniquíes, exigían que el grupo Inditex se comprometiese "a eliminar los tóxicos de su cadena de suministro y de sus productos". Siete años después, la misma organización, Greenpeace, reconoce a la multinacional gallega como una de las compañías más comprometidas en la limpieza de sus procesos y prendas. "Algunas marcas como Inditex, H&M y Benetton, así como los proveedores italianos y el minorista Tchibo han superado las expectativas y lideran este cambio de paradigma", asegura Greenpeace en su informe Destino Cero: siete años desintoxicando la industria de la moda.

El estudio refleja el balance de la campaña Detox, promovida hace siete años por la organización ecologista para hacer frente al uso generalizado de sustancias químicas peligrosas en la fabricación de ropa, "sustancias que se liberaban a las vías fluviales de países como China, Indonesia y México". Ochenta firmas de diversos ámbitos, desde compañías del sector de la moda como Inditex a proveedores de todo el mundo, desde minoristas de artículos de lujo a empresas del sector de las actividades al aire libre, aceptaron entonces el siguiente compromiso: "Vertido cero de sustancias químicas peligrosas para el año 2020".

El primer paso dado por las empresas que firmaron el compromiso Detox fue establecer una lista negra de sustancias químicas peligrosas (alias MRSL) a prohibir en todas las etapas de la fabricación, con ambiciosos plazos para eliminarlas y unos niveles objetivo a alcanzar en las aguas residuales.

Para eliminar las sustancias químicas peligrosas, las marcas están obligadas a implicarse en profundidad con sus proveedores, "no solo con los subcontratistas comerciales directos, sino más arriba en la cadena de suministro, donde se usan las sustancias químicas peligrosas y donde tiene lugar la mayor parte de la contaminación", señala el informe elaborado por Greenpeace.

Las compañías implicadas en la campaña también cayeron en la cuenta de que debían implantar programas de formación que les ayudaran a alcanzar los objetivos fijados. "Cuando las marcas y empresas se dieron cuenta de que no contaban con las suficientes prácticas de gestión de sustancias químicas sobre el terreno, se vieron obligadas en muchos casos a capacitar a las personas partiendo de cero y a ofrecer formación y asistencia técnica", explica el mencionado informe.

Otro requisito fundamental es la transparencia, tanto a la hora de divulgar las analíticas como de proporcionar información sobre los proveedores. En este apartado, el informe de Greenpeace también destaca a Inditex junto a Adidas, Esprit y Puma.

TRABAJO EN COMÚN

"Desde que se puso en marcha la campaña Detox, Inditex ha sido testigo del aumento de concienciación en el sector textil. Los fabricantes en especial, que no estaban acostumbrados a contar con una normativa en materia de salud y seguridad, empiezan a darse cuenta de lo importante que es gestionar las sustancias químicas de forma correcta. Esto debe ser un trabajo en común", asegura Felix Poza Peña, director de Sostenibilidad de Inditex.

El estudio también revela las opiniones de otros seis ejecutivos comprometidos con la campaña: Hilke Patzwall, director de Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa de Vaude Sport; Stefan Seidel, director de Sostenibilidad Corporativa de Puma; Riccardo De Pol, doctorado, director de Cumplimiento y Sostenibilidad de Producto, de Valentino; el equipo de Sostenibilidad Medioambiental de Esprit; Florian Schütze, director de Sostenibilidad de Lidl Internacional y Alan Wragg, director técnico de Categorías de ropa de Tesco.

Bunny McDiarmid, directora ejecutiva de Greenpeace Internacional, comenta: "Gracias a la campaña Detox, el paradigma de la industria textil ha dado un cambio importante y ahora se responsabiliza no sólo de sus productos sino también de su producción. Es muy importante no detenerse aquí". Por este motivo, McDiarmid recuerda la importancia de combatir el calentamiento del planeta, la generación de residuos o la contaminación por fibras de microplásticos procedentes de la ropa sintética que llegan al océano. "Ahora es el momento de lograr un nuevo imposible: un cambio de paradigma hacia modelos de negocio con visión de futuro y acordes con los límites planetarios. La campaña Detox debe animarnos a todas y todos a imaginar lo aparentemente imposible, a apuntar más alto, a ser conscientes y a colaborar más", señala la directora ejecutiva de la organización ecologista.

En este sentido, puede decirse que Inditex ya ha aceptado el reto planteado por Bunny McDiarmid. Ayer, con motivo de la junta anual de accionistas, el presidente de la multinacional gallega, Pablo Isla, presentó la hoja de ruta de la compañía para alcanzar la "sostenibilidad plena" dentro de seis años. Esta contempla una veintena de objetivos fijados anualmente, desde la eliminación total de las bolsas de plástico en todas las cadenas a la presencia de contenedores de recogida de prendas usadas en el 100% de las tiendas durante 2020. De cara a 2023, todos los residuos de las tiendas serán reciclados y se eliminará el 100% de los plásticos de un solo uso a clientes; mientras que en 2025 el 80% de la energía en sus espacios procederá de fuentes renovables, y el 100% del algodón, lino y poliéster que utilicen las marcas del grupo será orgánico, sostenible o reciclado. Además, se creará una Comisión de Sostenibilidad en el Consejo de Administración que velará por el seguimiento de esta estrategia de carácter ambiental.

"Queremos convertir Inditex en una compañía plenamente sostenible en todos los aspectos"Inditex , dijo el presidente de la multinacional gallega antes de hacer un llamamiento a los proveedores de la empresa -7.500 solo en España que facturaron más de 5.000 millones de euros durante el pasado ejercicio y 23.000 millones si se tienen en cuenta los últimos cinco años- para que "acompañen" a la firma coruñesa en su viaje hacia la sostenibilidad total.