Las diez centrales hidroeléctricas de los ríos Xallas y Grande que Ferroatlántica tiene en concesión generan unos 400.000 megavatios-hora (MWh), poco más del 40% de la electricidad que consume el complejo industrial de Cee-Dumbría (unos 950.000 Mwh) para fabricar ferrosilicio y manganeso. Los saltos de agua y la instalación fabril de ferroaleaciones de A Costa da Morte conforman los activos por los que el fondo de inversión estadounidense TPG acaba de pagar 170 millones de euros a Ferroglobe, participada al 55% por el Grupo Villar Mir. La española Ithaka, socia de TPG, ya ha tomado el control de la gestión y realiza las evaluaciones iniciales para ejecutar el plan de inversiones de 14 millones de euros diseñado para hacer la fábrica más competitiva y rentable en los próximos cinco años.

La finalidad de estas concesiones hidráulicas es alimentar la fábrica de Cee-Dumbría, por eso la Xunta rechazó hace dos años la petición de Villar Mir de segregar las centrales de las ferroaleaciones. Esa negativa, recurrida en los tribunales y aún pendiente de sentencia, impidió entonces la venta de los saltos al fondo canadiense Brookfield. Ahora se ha completado la venta a TPG, pero los recursos hidroeléctricos y la planta industrial se traspasan en bloque. El comprador promete mantener la inversión más de diez años y traslada su intención de aplicar estrategias largoplacistas para mejorar la instalación y hacerla más productiva, con la intención de mantener los 300 puestos de trabajo directos actuales.

Según fuentes próximas a la operación, la producción eléctrica de las centrales hidráulicas de Ferroatlántica genera unos ingresos anuales de 20 millones de euros a la compañía, que vierte directamente a la red y vende a Naturgy. La facturación de las ferroaleaciones en Cee-Dumbría alcanza los 120 millones.

Desde el pasado 13 de agosto, Ferroatlántica es la única titular de las concesiones hidráulicas del Xallas, de las que figuraba como cotitular Abanca. El banco ha desaparecido de la documentación de Augas de Galicia una vez que la compañía saldó la deuda y canceló el leasing que pesaba sobre las centrales.

El socio español de TPG, Ithaka, está integrado por ejecutivos con experiencia en gestión de infraestructuras, agua y energía, provenientes de la antigua Unión Fenosa (actual Naturgy) y la constructora FCC. Su consejero delegado, Alejandro Seco, capitanea el proyecto entre Galicia y Madrid, mano a mano con el equipo directivo de Ferroatlántica en Cee y Dumbría, que se mantiene invariable. En las dos semanas que el nuevo dueño lleva al frente de Ferroatlántica, han comenzado ya a realizarse las tareas de evaluación de riesgos para mejorar la seguridad de la instalaciones, uno de los cuatro ejes del plan estratégico.

El segundo objetivo es medioambiental: minimizar el impacto de la fábrica en su entorno; y el tercero, cambiar la cultura cortoplacista por una gestión de largo plazo que implica mayor mantenimiento de la instalación y actuaciones preventivas para alargar la vida de los hornos y otros activos.

La cuarta prioridad es hacer la factoría cada vez más eficiente para competir en el mercado global, en el que países como Francia o Noruega juegan con la ventaja de tener electricidad más barata.

La última palabra sobre la segregación de las centrales aún la tiene la Justicia. El comité de empresa ha censurado que el comprador no haya retirado el recurso que Ferroatlántica presentó hace año y medio ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.