Hace año y medio que Adriana Domínguez asumió el timón del grupo textil con el que su padre lideró la eclosión de la moda gallega en los 80. La delicada situación del negocio y de las cuentas precipitó el relevo y la reinvención de la compañía, que hoy presume de que todas sus tiendas (390) son rentables, sin descartar cerrar el ejercicio por fin en beneficios. "Previsiones no damos porque cotizamos en Bolsa, pero estamos en línea con los años pasados y los presupuestos", dice la consejera delegada de Adolfo Domínguez en una entrevista concedida a la agencia Efe.

Domínguez admite que se tuvieron que llevar adelante muchos cambios. Su entrada, para empezar, junto con el retorno a una única marca con "poda y reinjerto" y su "actualización". Algo, dice, que les permite estar creciendo "cinco puntos por encima del sector" y vivir "un momento bastante sólido de proyecto". "Y contentos, en mi caso siento tener la confianza de los accionistas para seguir adelante", añade, en referencia a los momentos convulsos que se llegaron a vivir en el corazón del capital de Adolfo Domínguez antes de su llegada. La directiva apuesta más por el online „con alzas del 71% en 2018, hasta suponer el 10% de las ventas„ que por más aperturas físicas.