Ferroatlántica Sabón, la única fábrica de ferroaleaciones que la multinacional Ferroglobe (Grupo Villar Mir) mantiene en Galicia, ha comenzado el año con una reducción de su producción a la espera de que la empresa y los trabajadores acuerden el ajuste para 2020 tras los malos resultados en la subasta de primas eléctricas y el consecuente incremento del coste de la energía para esta planta electrointensiva que emplea a 122 trabajadores. El comité de empresa espera conocer este mes las previsiones de actividad para lo que resta de año y si la firma activará o no en A Coruña el ERTE (expediente de regulación temporal de empleo) que mantiene en suspensión. Entretanto, con la entrada del año y la subida del precio de la luz, Ferroatlántica Sabón ha parado uno de los dos hornos que tenía en funcionamiento para abaratar costes y aprovechar para efectuar reparaciones.

"En la subasta [de interrumpibilidad para el primer semestre de 2020] solo conseguimos tres bloques de cinco megavatios (MW) , así que el coste eléctrico se ha disparado al comenzar enero y la empresa ha decidido hacer una parada técnica primero con uno y luego con el otro de los dos hornos que funcionaba hasta ahora [la factoría tiene un tercer horno que no llegó a activarse en 2019]; Esperamos que hacia finales de mes la dirección nos informe de la carga de trabajo para este año", explica el presidente del comité de empresa, Alberto Ferreiro.

Los bonus que la factoría de Sabón recibe para rebajar su factura de la luz se han visto reducidos de forma drástica. Si hasta el momento disfrutaba de una asignación de 40 MW de potencia interrumpible (la empresa recibe descuentos a cambio de su disponibilidad para interrumpir su consumo en el momento en el que sistema lo requiera), con la última puja ha caído a 15 MW (un 62%), con la consecuente merma en la asignación económica. El resultado es que a Ferroglobe le sale más caro producir silicio en Arteixo este mes que el anterior.

El comité no quiere adelantar acontecimientos, mientras mantiene los contactos con la dirección de la compañía para discutir la carga de trabajo para el primer semestre de este año y sus efectos en el empleo. La posibilidad de un ajuste laboral está sobre la mesa y sus condiciones, de hecho, están ya pactadas desde febrero de 2019, cuando Ferroglobe aprobó un ERTE de dos años para toda su plantilla en España. Ese expediente ha estado en suspensión desde entonces a la espera de que se concretaran las condiciones del mercado eléctrico que el Gobierno prometió modificar (estatuto electrointensivo). Pero el mes pasado la compañía decidió aplicar ya los despidos temporales a la mitad de su plantilla en Cantabria.