A las 13.30 horas remata el trabajo de mañana en la histórica firma coruñesa de rotulación Feca-Neón, perteneciente al empresario Carlos Alfonso García Martín desde septiembre. García Martín también acaba de adquirir la pesquera coruñesa Isidro 1952 „antigua Isidro de la Cal„ y negocia el cierre de la compra de otra compañía enraizada en la ciudad coruñesa: el grupo alimenticio Ipasa al que pertenece la cadena de panaderías Sanbrandán.

Ayer, a la salida del turno matinal, frente a la puerta de la compañía ubicada en el Polígono de Meicende, cinco trabajadores de Feca-Neón aseguraron a este diario que no cobran su salario desde que García Martín se hizo cargo de la empresa. Tres empleados sostuvieron que les adeuda todas las nóminas desde entonces y dos que solo percibieron la de noviembre. Todos admitieron que estudian la posibilidad de denunciar al empresario por este motivo. Los trabajadores sostienen que el débito se extiende a los proveedores. "Pobres trabajadores de Isidro 1952, no saben lo que les espera", comentó uno de ellos.

La versión del empresario es totalmente opuesta. "No es verdad, lo que se les adeuda viene de atrás, conmigo cobran. Se les debe horas extras y viajes que realizaron con el anterior propietario y otros atrasos", aseguró ayer García Martín a este diario.

Un "error" de hace 20 años

El empresario también se mostró dispuesto a "dar la cara" acerca de su pasado. El diario Economía Digital recordó ayer que García Martín estuvo procesado en 2003 por urdir una estafa bancaria en la que llegó a utilizar un nombre falso, José Carlos Díaz Velo, para hacerse pasar por director territorial para Galicia de una supuesta entidad bancaria, denominada American Credit & Business Bank (A. C. Bank).

El caso fue instruido por el Juzgado número cinco de Santiago y llegó a la Audiencia Provincial, donde el acusado admitió los hechos parcialmente. También recoge que García Martín llegó a pasar al menos once meses en prisión a la espera de juicio.

El empresario se defendió ayer sin entrar en los pormenores de la sentencia. "Tuve un error hace casi veinte años, lo asumo, pero no tengo por qué ocultarme", aseguró. "Sé que este tipo de informaciones pueden desestabilizar y generar miedo e incertidumbre, pero lo relevante es que me parto el pecho 20 horas al día para levantar las empresas", señaló. "Estoy a punto de cumplir 54 años y tengo el cuerpo curtido: lo que me preocupa son las 800 o 900 familias que dependen de mí", comentó. Entre las familias preocupadas figuran las de los 232 trabajadores de Isidro 1952. "Tenemos miedo, nos estamos jugando mucho", declaró ayer Cristina Gestal, delegada del sindicato CIG en el comité de empresa de la pesquera. "Esperemos que esto no sea salir de una para meternos en otra", comentó Gestal sobre la llegada del empresario García Martín a la compañía.

La anterior dirección, con Pablo García-Gascó al frente, anunció un expediente de regulación de empleo (ERE) con 136 despidos, el 60% de la plantilla, para hacer frente a la situación de insolvencia de la compañía. Anteayer, García Martín se reunió con el comité de empresa y con el conjunto de la plantilla y planteó que el ERE se prolongue diez días más con el propósito de retirarlo el próximo 30 de enero. El empresario se comprometió a estudiar toda la documentación y a que ningún trabajador resultase despedido: de tener que aplicar algún tipo de expediente, este sería temporal (ERTE). También a pagar los atrasos desde noviembre en menos de treinta días.

El "alivio" y la "cautela" mostrada el lunes por los trabajadores tras el encuentro con García Martín se ha transformado ahora en "miedo" y "escepticismo". Gestal sostiene que Isidro 1952 ha reanudado su actividad con "una producción mínima por falta de materia prima".