Reducir gastos y aumentar ingresos es la única receta posible para revertir la situación de insolvencia que ha llevado a la emblemática pesquera coruñesa Isidro 1952 „antigua Isidro de la Cal„ al concurso de acreedores, acuciada por una deuda de 72,5 millones. Con el objetivo de conseguir facturación, el administrador concursal, el abogado coruñés Ramón Juega, se reúne hoy en Barcelona con directivos de Lidl. La cadena de supermercados alemana era el gran cliente de la planta de sushi de Espíritu Santo (Cambre), que llegó a surtirla de 30.000 bandejas diarias. El acuerdo comercial se quebró el año pasado dando el golpe de gracia a las finanzas de la firma y los pedidos bajaron de forma drástica, hasta las 2.000 bandejas diarias actuales. Isidro 1952 no tiene ningún otro cliente.

"Ahora mismo son todo pérdidas", lamenta la presidenta del comité de empresa, Olga Rodríguez, esperanzada en que Juega logre un acuerdo con Lidl para elevar los pedidos "al menos a 15.000 bandejas" „la mitad de lo que llegaron a tener„ y dar oxígeno al negocio. "Si Lidl no quiere aumentar los pedidos, la empresa va a tener que cerrar", apunta Rodríguez.

El administrador concursal puso al comité de empresa al día de la situación de la pesquera en una reunión mantenida en la mañana de ayer, en la que confirmó la ejecución del ERE (expediente de regulación de empleo) que la compañía tramitó a las puertas del concurso de acreedores. Las finalizaciones de contrato y salidas voluntarias han reducido en nueve la cifra final de bajas, que será de 122: 115 despidos y 7 prejubilaciones.

El Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña dio luz verde a este ajuste laboral, que el administrador entendió necesario para la supervivencia de la empresa. Parte de las bajas se cubren con la lista de voluntarios que Juega solicitó a los trabajadores, a la que se sumaron algunas personas asfixiadas por el impago de salarios que la plantilla (que pasa de 223 a 92 personas) sufre desde noviembre. "Son voluntarios forzados por su situación económica", matiza la presidenta el comité.

Los despedidos solicitarán al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) los pagos pendientes, pero el personal que sigue trabajando „lo hace en días alternos debido a la caída de carga de trabajo„ desconoce cuándo volverá a recibir dinero por su labor. "El administrador nos dice que por ahora hay que esperar", comenta Olga Rodríguez, que al igual que sus compañeros lleva tres meses sin cobrar y con la incertidumbre de si Isidro 1952 logrará salir a flote.