Ha arrasado. Antes siquiera de que el Gobierno anunciase las medidas extraordinarias para la tramitación de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE)ERTE, los correos empezaban a llegar. "Hasta el domingo se compensará la inasistencia con vacaciones o bolsa de horas. El lunes solicitaremos un ERTE, es la mejor solución", rezaba uno de ellos, remitido a un empleado de una cadena de productos del hogar. Y así, 384 empresas gallegas optaron en escasas 48 horas por replegarse con este mecanismo de ajuste laboral de los efectos de una pandemia que tardará en cicatrizar. Son datos oficiales, facilitados a LA OPINIÓN por la Xunta. Pero estas casi 400 compañías son, anticipan fuentes jurídicas, "una avanzadilla". Hoteles, proveedores de automoción, fabricantes de ropa y complementos, restaurantes, zapaterías, colegios, cátering, estructuras metálicas, bingos, comercios de bricolaje... La pandemia del coronavirus apenas ha sido complaciente con la alimentación y la limpieza. "Muchos clientes -apuntan desde otro despacho- son conscientes de que no van a salir adelante. Es brutal".

En todo el territorio nacional. En volumen de afectados, las más expuestas son las vinculadas a la industria de componentes de automoción, con cuadros de personal de hasta 900 personas por factoría. La paralización de la actividad por parte de las marcas -PSA, Renault, Seat, Nissan o Mercedes- propició cierres en cascada. Plastic Omnium apagó las máquinas este martes, al igual que Lear, Gestamp o las firmas de Grupo Copo; Snop, GKN, Denso o Trèves lo harán en las próximas horas, con la inmediata negociación de las suspensiones de los contratos de trabajo, según fuentes de CC OO, UGT y CIG. Los afectados por ERTE que estaban a cierre de esta edición sobre la mesa -entre fabricantes de componentes- se duplicaron desde el lunes; superan ya los 3.500 trabajadores. Directos, toda vez que el impacto de su clausura temporal golpeará a decenas de actividades adscritas a servicios de transporte o logística. Solo en la comarca de Vigo el impacto de la pandemia pone en riesgo el puesto de trabajo de unas 6.200 personas.

Dos de las principales compañías textiles gallegas anunciaron ayer la puesta en marcha de sendos ERTE que, en España, mandarán temporalmente al paro a cerca de 1.530 personas. Primero fue Adolfo Domínguez, con la suspensión de contrato de los 728 trabajadores de su red de ventas en España; equivale al 61% de toda la plantilla. "Podrían reincorporarse a sus puestos de trabajo cuando la red de tiendas pueda reabrir con seguridad", advirtió en un comunicado. Le siguió la viguesa Bimba & Lola, con un ERTE para otros 800 empleados, todos los que pertenecen a sus puntos de venta en territorio nacional. "En el resto de países se están aplicando soluciones similares", expuso. "Todos los empleados afectados se reincorporarán a sus funciones tan pronto como se recupere el normal funcionamiento de la empresa".

Los sindicatos anticipan "oleadas" de procedimientos de este tipo en los próximos días. "Muchas empresas estaban esperando por las medidas anunciadas por el Gobierno". La economía gallega necesita un mes, de promedio, para alumbrar la constitución de 400 sociedades mercantiles, de las que solo cuatro de cada diez sobrevivirán pasados cinco años. Al coronavirus solo le ha hecho falta un suspiro para rebajar, quién sabe hasta qué nivel, esa baja tasa de éxitos.

Empezaron a empacar el viernes, guardando comida, cerrando las habitaciones y despidiendo a los últimos huéspedes. "Ya sabíamos que iban a ir por ahí. Van a hacer un ERTE para los trabajadores fijos", que en caso de su empresa ronda el medio centenar. "Pero no es mi caso, yo tengo un contrato temporal y estaba esperando a pasar el verano para ver si me hacían indefinida, es el compromiso que había. No sé qué va a pasar conmigo". Su pareja, indefinida en el sector metalúrgico, no ha recibido de momento ninguna notificación.

Antonio es dependiente de una cadena de productos para profesionales de la construcción. Tras haberse decretado el Estado de alarma el propietario les remitió un correo. "Entonces no sabían las medidas económicas, nos dijo que el que quisiera podía ir al centro de trabajo el lunes, sin afectar a nuestros salarios". Ayer, antes de la comparecencia de Sánchez -el grueso de las medidas se habían filtrado- les notificó el ERTE. "Yo ni siquiera sabía lo que significaba, nunca me había visto en una situación así. Espero que termine pronto".

A Susana, administrativa en una cadena de ropa, le parece "bien" que la empresa se acoja a un ERTE. "Las tiendas están cerradas, es lo normal". Pero lamenta tanto la falta de comunicación con los responsables del grupo como su proceder en las últimas horas. "Me dicen que entro en el expediente, pero sigo trabajando desde casa. Si voy en el mismo saco no voy a estar haciendo esto", condena en referencia a las tareas administrativas que tiene encomendadas para los próximos días. "He arrimado el hombro siempre todo y más".