Más de 66.500 empleos del sector de restauración y de actividades deportivas quedan en vilo con la ofensiva de la Xunta contra la tercera ola del coronavirus. Las nuevas medidas en vigor, que durante tres semanas, obligan a bajar la persiana de la hostelería y los gimnasios, reducen el horario del comercio no esencial hasta las seis de la tarde y cierran los centros comerciales durante el fin de semana. La vorágine de disposiciones del Gobierno de Alberto Núñez Feijoo se dejará sentir en la fuerza laboral. A esta tercera del coronavirus le sobreviene otra de Expedientes Temporales de Regulación de Empleo (ERTE) en Galicia, con más de 66.500 puestos de trabajo en stand by.

A cierre de diciembre de 2020, eran casi 57.050 los empleos que dependían del sector de comidas y bebidas. Ahora, su operativa queda limitada al take away. Se suman a ellos otros cerca de 9.500 trabajadores del sector de actividades deportivas que se verán impactados por el cierre de los gimnasios. A esto cabe añadir casi 105.100 trabajadores adicionales que dependen del comercio al por menor, considerando como un todo el comercio de alimentación —esencial— y el de otros productos como ropa o electrónica —no esencial—.

Oleada de consultas en las gestorías coruñesas. Se avecina una oleada de ERTE por fuerza mayor en empresas del sector de la restauración y en gimnasios. Las gestorías coruñesas ya lo están notando. “Hay una avalancha de clientes que piden información para mandar volver a mandar trabajadores al ERTE”, señala Susana Soneira, presidenta del Colegio de Graduados Sociales de A Coruña. El colectivo asesora en materia sociolaboral al 80% de las pymes y autónomo. Estos últimos se están acogiendo también masivamente al cese de actividad en los sectores más afectados.

La Federación de Comercio de A Coruña, preocupada por la crisis de consumo en los próximos meses. Si la suspensión de empleo se impone en los negocios forzados al cierre, también abunda en aquellos que aún pudiendo abrir, lo harán por menos tiempo. “El que tiene una tienda con cuatro empleados, mandará al ERTE a uno o a dos”, ejemplifica el presidente de la Federación Provincial de Comercio de A Coruña, Miguel Agromayor, preocupado por la caída de demanda a medio y largo plazo. “¿Quién va a comprar? La gente tiene miedo de quedarse en el paro”, lamenta. Aún así, Agromayor no cree que la reducción de horarios vaya a tener impacto fuete en el comercio de proximidad: “Poco va a influir porque el cliente fiel irá igual y el comerciante pequeño no va a perder mucha venta por cerrar dos horas antes”, considera.

En diciembre se hicieron prolíficos llamamientos a salvar la Navidad en un intento por paliar la sangría de ventas de dos sectores, el de la hostelería y el comercio, que encuentran en este periodo un tercio de su facturación anual. Pese a ello, el mes pasado se saldó como el mes en el que se aplicaron más ERTE en Galicia desde agosto. Hasta 10.933 expedientes que se saldaron con 33.772 trabajadores en modo de espera. La cifra supone un 82,5% más respecto a octubre, mes en que se registró la cifra más baja de empleados en ERTE de los cinco últimos meses, con 18.505 trabajadores en esta situación.

La CIG alerta de aplicaciones “abusivas”. La situación sanitaria y las restricciones a la movilidad dan respuesta, en buena medida, a estos números, según afirma el secretario xeral de la Confederación Intersindical Galega (CIG), Paulo Carril. Con todo, el líder sindical advierte sobre el uso de los ERTE de forma abusiva por parte de las empresas a la hora de afrontar la crisis, tanto en el cambio de las condiciones del contrato como del horario de los empleados.

La tendencia en el mercado nacional y en el gallego ha ido pareja. Desde agosto, la cifra de expedientes, así como el número de afectados, ha anotado una tendencia a la baja hasta octubre. Sin embargo, los meses de noviembre y diciembre han registrado crecimientos del 45% y del 25%, respectivamente, en el número de trabajadores en ERTE. La CIG llama la atención sobre el hecho de que esta medida se está traduciendo, en la práctica, en que muchos trabajadores experimenten una modificación en sus condiciones de trabajo.

Por su parte, el presidente de la Federación Gallega de Comercio, José María Seijas, reclamó esta semana “ayudas directas y rápidas” para capear esta situación. “Hay que diferenciar entre las medidas sanitarias y económicas. En cuanto a las medidas sanitarias, son recomendadas por un comité clínico de expertos. No hay discusión” —manifestó ayer Seijas— pero “económicamente es desastroso”, señaló.

Seijas pidió incluso “indemnizaciones” para “liquidar al personal que no podemos —dijo el referencia a los comerciantes— aguantar”, precisamente por la falta de actividad. A los ayuntamientos le reclama que pongan también su grano de arena y suspendan “tasas e impuestos municipales” .