Durante algo más de una hora, las alcaldesas de A Coruña y de Avilés, Inés Rey y Mariví Monteserín, y los representantes de los comités de empresa de Alu Ibérica Galicia y Asturias, departieron ayer en el Ayuntamiento avilesino sobre la idea de unir fuerzas para instar al Ministerio de Industria —que avaló la venta de las fábricas de aluminio de Alcoa— a que convoque la Mesa general de la crisis del aluminio, que lleva meses sin reunirse pese a que el próximo día 31 de julio es la fecha límite del acuerdo de supervivencia de las fábricas coruñesa y asturiana.

“El futuro del sector del aluminio existe, está ahí: tiene futuro y es una industria viable. Por eso tenemos la obligación institucional de garantizar el futuro de este sector”, señaló la regidora coruñesa. Rey detalló ante los periodistas asturianos los pasos que, en su opinión, hay que dar para la vuelta a la normalidad en las fábricas: “Tenemos que garantizar unas condiciones laborales dignas, que se dejen de vulnerar los derechos de los trabajadores, algo que está sucediendo en los últimos meses en las plantas, y que se garanticen los puestos de trabajo y la viabilidad industrial para dos ciudades, como son Avilés y A Coruña, donde tanto peso tiene esta industria”.

“Depredadores industriales”

Monteserín calificó a los actuales gestores “de presuntos depredadores industriales”. “Nosotros no podemos renunciar a decir que ahí hay un proyecto industrial viable que mantenga los puestos de trabajo y que dé futuro a lo que es la planta industrial”, apuntó la regidora avilesina. “El camino para conseguir esto es tortuoso. Creemos que no es fácil. Ahora mismo, la empresa está intervenida ya por la Audiencia Nacional y en este viaje tenemos que ver qué soluciones tiene que ir acompañando el Gobierno de España en la búsqueda de que estos proyectos industriales se consoliden”, añadió Monteserín.

En el encuentro participaron los presidentes de los comités de empresa de la planta coruñesa, Juan Carlos López Corbacho, y de la asturiana, José Manuel Gómez de la Uz. “Alcoa es la gran responsable, destrozó las plantas en una estrategia clarísima para quedarse con nuestro mercado”, declaró Corbacho.