La hostelería sigue notando los estragos del COVID y de las restricciones administrativas para frenar los contagios: en los dos primeros meses del año sus ingresos se redujeron una media del 61,6% y su plantilla descendió un 17,5%, pese al efecto de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La peor parte se la llevan los servicios de alojamiento, que hasta febrero facturaron un 81,9% menos de media. Los servicios de comidas y bebidas, por su parte, acumulan una pérdida media de ingresos del 54,6% en los dos primeros meses del ejercicio. Lo mismo sucede con el empleo. Los servicios de alojamiento recortaron su personal un 23,6% hasta febrero.