El exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato lamentó ayer tener que sentarse en el banquillo por la investigación sobre el origen de su fortuna, a pesar de que no se le acusa de ninguno de los delitos que motivaron su detención en abril de 2015. Afirmó que los delitos fiscales que se le atribuyen hacen referencia a trabajos profesionales efectuados a través de sociedades, una “práctica habitual en profesiones liberales” que en otros casos, “como expresidentes del Gobierno nunca han sido llevados por la vía penal”. El titular del Juzgado de Instrucción número 31 de Madrid le comunicó ayer personalmente que tiene hasta el lunes para abonar la fianza de 65,1 millones de euros.