La Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), la última organización de autónomos que faltaba para suscribir el nuevo sistema de cotizaciones, ha dado el sí a la reforma. Un día antes, las organizaciones vinculadas a los sindicatos, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (Upta) y Uatae, ya habían mostrado su beneplácito al último texto remitido desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Esto permite al ministro del ramo, José Luis Escrivá, atar todos los consensos en el seno del diálogo social y sacar adelante una reforma que entrará en vigor a partir de 2023.

Los autónomos pasarán a cotizar según sus ingresos y las cuotas serán de entre 230 euros (la más baja) y 500 euros (la más alta). Unos dos millones de trabajadores por cuenta propia pagarán menos cuota de la que pagan actualmente con el nuevo esquema, mientras otro millón —aquellos que tienen mayores ingresos— verá aumentadas sus contribuciones obligatorias.

A las nueve de la mañana de ayer la junta directiva de ATA se reunió de urgencia para votar afirmativamente el preacuerdo alcanzado de madrugada con la Seguridad Social. Queda solo pendiente la CEOE, que acabó posponiendo a hoy la votación en su comité ejecutivo, pero informalmente da por bueno el texto validado por ATA, su filial de autónomos, según afirman fuentes de la patronal. “Ha costado, ¡pero ahora sí!”, escribió en Twitter el presidente de ATA, Lorenzo Amor. Con el sí de los patronos, la reforma queda cerrada con acuerdo de todas las partes implicadas.

Tras casi siete meses, la CEOE y ATA han estampado su firma en el acuerdo para la reforma del régimen especial de trabajadores autónomos (RETA). Las posiciones iniciales de Seguridad Social se rebajaron para tratar de atraerlos al sí. Escrivá ha virado hacia una reforma menos ambiciosa en lo que a equidad se refiere. Las cuotas serán a partir de 2023 de entre 230 y 500 euros. Y el despliegue se hará en tres años; se pretendía abarcar hasta 2031.