El Gobierno de Argentina ha ideado un nuevo impuesto para las grandes empresas que consiga garantizar las cuentas de los pagos a sus pensionistas. El Ejecutivo pretende gravar con un nuevo tributo los beneficios de las compañías, pero con una peculiaridad, se cobrará por adelantado. La Hacienda Pública les impone un impuesto del 45% sobre una cantidad desconocida que devolverá, previsiblemente, un año y medio después. La fórmula, que todavía está en fase de diseño, está siendo muy contestada.

Uno de los principales problemas que se le ven a la medida —además de la inseguridad jurídica que conlleva un tributo sobre una cantidad desconocida— es la inflación. En Argentina el último dato sobre la evolución de los precios arroja que esta se disparó un 71% en términos interanuales.

Con el valor del dinero variando a ese ritmo ese nuevo impuesto y su devolución año y medio después arroja más interrogantes que certezas.