Energía

El Gobierno planea dar un segundo uso a los embalses como almacenes de energía

El Ministerio de Transición Ecológica estudiará la idoneidad de utilizar los embalses de titularidad estatal como "centrales hidroeléctricas reversibles"

Vista de la central hidroeléctrica de bombeo La Muela II, en el embalse de Cortes de Pallas, en Valencia.

Vista de la central hidroeléctrica de bombeo La Muela II, en el embalse de Cortes de Pallas, en Valencia.

Sara Ledo

El Gobierno planea dar un segundo uso a los embalses para que funcionen también como almacenes de energía. En un futuro sistema eléctrico dominado por las renovables, el Ministerio para la Transición Ecológica quiere que los embalses también puedan ser utilizados como una suerte de baterías renovables gigantes. Y para allanar ese camino, el departamento que dirige la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, prevé impulsar desde el ámbito público estas ‘baterías’ a través del estudio de la idoneidad de los embalses de titularidad estatal para servir como "centrales hidroeléctricas reversibles", según se desprende del borrador de la actualización del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) enviado esta semana por el Gobierno a la Comisión Europea. 

El Plan Nacional de Energía y Clima remitido a Bruselas propone impulsar las centrales hidroeléctricas de bombeo

Esa hoja de ruta prevé llegar a 2030 con el 81% de generación de electricidad renovable, sin carbón y con la mitad de las nucleares actuales, pero con 22 gigavatios (GW) de almacenamiento que se quiere lograr, entre otras fórmulas, a través de las centrales hidroeléctricas. En la actualidad, hay unos 20 GW de potencia instalada en centrales hidroeléctricas convencionales y solo 3,3 GW de bombeo. La mayor de todas corresponde al complejo de Iberdrola Cortes-La Muela, ubicado en el municipio de Cortes de Pallás en Valencia, que cuenta con una potencia de turbinación de 1,7 GW y con 1,2 GW de bombeo. 

Ejemplo de central hidroeléctrica reversible.

Ejemplo de central hidroeléctrica reversible.

Central de bombeo.

Central de bombeo.

En una central hidroeléctrica convencional, el agua se acumula en el embalse y tras la producción de energía esta sigue el cauce del río o va al mar. Las centrales de bombeo, sin embargo, incluyen dos embalses dispuestos a diferente altura, lo cual permite almacenar agua cuando hay menos demanda y utilizarla para producir energía cuando se requiera, en una suerte de circuito cerrado que reutiliza el recurso. Las dificultades para almacenar la energía ante la falta del sol, el agua o el aire juegan en contra del desarrollo de las energías renovables; sin embargo, las centrales hidroeléctricas reversibles ofrecen la opción de actuar como una especie de baterías renovables gigantes.

España puede convertirse en "la gran batería de Europa con esta tecnología”, según el sector energético

“El almacenamiento de energía mediante centrales hidroeléctricas reversibles es clave para la explotación de un sistema eléctrico basado en producción renovable, siendo aún más relevante ante escenarios de mayor penetración de energías renovables, como los que se muestran en este plan. El desarrollo de este tipo de instalaciones permitirá ir reduciendo la necesidad de centrales basadas en combustibles fósiles, contribuyendo, por tanto, a avanzar en la autonomía e independencia energética del sistema eléctrico español”, se explica en el Plan Nacional.

El propósito de Ribera pasa por impulsar el cambio de uso a través de ese análisis sobre los embalses de titularidad estatal para su utilización como depósito inferior de agua de nuevas instalaciones reversibles. En España hay alrededor de 1.300 centrales hidroeléctricas, aunque unas 1.000 son minicentrales de menos de 10 MW. No todas, pero la mayoría son de titularidad pública con un régimen de concesiones otorgadas en la primera mitad del siglo XX por un periodo de unos 75 años (y muchas de ellas han sido prorrogadas).

Las primeras en caducar lo harán en los próximos diez años con una potencia acumulada total de alrededor de 720 megavatios (MW) que en un 90% en manos de Iberdrola, Naturgy y Endesa. No obstante, una vez que caduca la concesión se inicia el proceso de viabilidad económica y ambiental, según fuentes del sector. Y a eso se une el interés de las empresas que podrían interponer un recurso para evitar tener que deshacerse de las instalaciones.

"Se incluyen nuevas medidas de bombeo hidroeléctrico para evaluar, fomentar e impulsar esta tecnología", explicó la subdirectora general de prospectiva, estrategia y normativa en materia de energía del Ministerio para la Transición Ecológica, Miriam Bueno, durante la segunda jornada del Congreso Eólico Anual organizado por la patronal eólica AEE. Así, además del análisis de los embalses públicos, el Ejecutivo también pretende animar a la iniciativa privada a través de la simplificación de la tramitación para eliminar las “barreras normativas y administrativas” al desarrollo de esta tecnología, según establece el borrador del PNIEC.

"La gran batería de Europa"

Construir una nueva planta de bombeo lleva su tiempo. Se tarda alrededor de 10 años desde que se inicia el procedimiento administrativo hasta que se pone en marcha, según fuentes del sector. Y la tramitación actual no lo favorece al establecer que todo el proceso debe durar unos 7 años, por lo que muchos promotores descartan iniciar su puesta en marcha ante la imposibilidad de cumplir con esos plazos y piden ampliarlos, según explican estas mismas fuentes.

Además, la Asociación Española de Almacenamiento de Energía (Asealen) se quejaba en febrero de hace un año de que este tipo de instalaciones se encuentran actualmente bloqueadas por su falta de acceso a la red eléctrica al ser consideradas solo como generadoras y sin contar que las tecnologías de almacenamiento incrementan la utilización de la red existente. En este caso, el nuevo PNIEC contempla la adaptación de la red eléctrica a través de la planificación de Red Eléctrica con la “previsión de nuevos nodos de evacuación y el refuerzo de los existentes”. “España, por muchas razones, entre ellas por su especial orografía y el dinamismo de sus empresas, puede convertirse en la gran batería de Europa con esta tecnología”, añadía esta asociación en un comunicado. 

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Más allá de las centrales hidráulicas de bombeo, el Gobierno apunta también a las baterías -y los ciclos combinados- como piezas del puzzle para conseguir una plena integración renovable. Las baterías todavía están en un estadio muy incipiente con una sola instalación operando en el mercado español: una batería de almacenamiento eólico en Abadiño (País Vasco) de 5 megavatios-hora (MWh) propiedad del grupo Iberdrola.

"El almacenamiento es el futuro. La realidad de hoy es que hay un interés bárbaro porque recibimos muchas consultas, pero a día de hoy solo hay una planta operando. Eso sí opera como cualquier unidad de oferta más, es igual que hablar de batería, bombeo o ciclo combinado", explicó la directora de operación del mercado (OMIE), Yolanda Cuellar, durante la segunda jornada del Congreso Anual Eólico organizado por la patronal AEE. "Hay mucho apetito", coincidió el coordinador de estudios de sistema eléctrico de Red Eléctrica (REE), Agustín Díaz García, que cuantificó en 11 GW las peticiones de acceso a la red de almacenamiento 'stand-alone', es decir, no integrado a un central de generación eléctrica, sino a disposición de la red. De estos 11 GW, sólo 2 GW han obtenido ya permiso. Pero mientras que no hay un mayor impulso a este tipo de sistemas, el almacenamiento por excelencia en el sistema eléctrico español es el de los ciclos combinados -centrales que queman gas al producir electricidad- al poder gestionar su producción. 

Después de años de inutilidad, con la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania esta tecnología volvió a la primera línea de fuego y por la puerta grande -en 2022 encabezaron la producción eléctrica por primera vez en una década-, pero el principal problema al que se enfrentan es su viabilidad económica. En este sentido, Gobierno y empresas abogan por el desarrollo de mercados de capacidad (que retribuyen la capacidad de suministro de las tecnologías, en vez de la producción, y serían adecuados también para las baterías). Esta opción ya existe en la regulación europea actual, pero como una herramienta de último recurso. La reforma del mercado eléctrico que se debate en Bruselas abre la puerta a algunos cambios para facilitar este mercado, pero lo que plantea el Gobierno español es modificar la directiva de mercado interior para estandarizar y generalizar estos servicios.