Los gallegos, líderes en consumo de aceite, son los más golpeados por su escalada de precios

La compra de aceite de oliva cae el 12% en un año

El aceite de oliva se vendía ya en julio casi un 40% más caro que un año atrás, y este encarecimiento será con toda probabilidad mayor en el mes que acaba de terminar

El coste en origen del virgen extra se ha duplicado y alcanza los 8,15 euros por kilo, mientras en los supermercados se acerca a los 10

Una joven observa la estantería de los aceites en un supermercado.

Una joven observa la estantería de los aceites en un supermercado. / JORDI OTIX

Manolo Rodríguez / Paula Clemente

La escalada de precios que está sufriendo el aceite en los últimos meses afecta a todos los españoles. Aunque a unos más que a otros. Es el caso de los gallegos que, al ser los que más litros compran al año, son los que más notan el incremento de costes. Galicia lidera desde hace años la ingesta de aceite, tanto el de oliva como el de girasol. El último informe sobre el consumo alimentario en España elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación —relativo al año 2022— señala que el consumo medio de aceite (de todos los tipos) en la comunidad gallega es de 17,5 litros por persona, frente a los 10,3 de la media nacional. Es decir, un 47% más. En el caso del aceite de oliva, que tiene el 70% de la cuota de mercado, los gallegos también son los primeros con 9,9 litros por año. En España, la media está en 4,6. Un 47% menos que en la comunidad.

Los gallegos, líderes en consumo de aceite, son los más golpeados por su escalada de precios

Los gallegos, líderes en consumo de aceite, son los más golpeados por su escalada de precios / Manolo Rodríguez / Paula Clemente

Como los gallegos son los que más aceite utilizan, también son a los que más impacta la subida de precios. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el aceite de oliva se vendía ya en julio casi un 40% más caro que un año atrás, y este encarecimiento será con toda probabilidad mayor en el mes que acaba de terminar, teniendo en cuenta que el precio en origen ha pasado de los 7,7 euros por kilo de virgen extra que registraba hace un mes Infaoliva (Federación Española de Industriales Fabricantes de Aceite de Oliva) a los 8,15 euros que marcaba ayer.

Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) denuncia que el aceite de oliva ha disparado su precio, sobre todo, en el último mes y medio, con una subida del 15,4% que ha llevado el precio medio de los 8,16 a los 9,42 euros y que en el caso de alguna marca se sitúa ya por encima de los 12.

Los gallegos, líderes en consumo de aceite, son los más golpeados por su escalada de precios

Los gallegos, líderes en consumo de aceite, son los más golpeados por su escalada de precios / LOC

La OCU ha realizado un sondeo de precios entre 19 marcas de aceite de oliva virgen extra en 10 cadenas de supermercado, y la conclusión es que la subida es generalizada y afecta a la práctica totalidad de todas las marcas en todas las cadenas analizadas (Alcampo, Carrefour, Dia, Caprabo, El Corte Inglés, Hipercor, Eroski, Mercadona, Consum y Condis).

Sin embargo, la OCU denuncia la fuerte especulación que existe alrededor de su precio, puesto que el aceite que ahora mismo está en los lineales de los supermercados se compró a los productores a unos precios mucho menores de los que ahora hay en los mercados mayoristas.

Y mientras los consumidores empiezan a mirar a otras grasas vegetales, las organizaciones agrarias lamentan que esta subida no esté repercutiendo en los productores y sí en otros eslabones de la cadena de valor. “Esta situación no es buena para los eslabones más débiles de la cadena, los primeros y los últimos: los olivareros, porque no tenemos cosecha significativa que vender, y el consumidor, porque se enfrenta a un precio al que no está acostumbrado”, analiza el responsable de Olivar de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Cristóbal Cano. A corto plazo, la previsión es que el precio tocará techo pronto, pero difícilmente volverá donde estaba. Más, cuando la traba de fondo son cuestiones difíciles de resolver como el cambio climático y la sequía. Cano también resalta que la subida de precios es una “realidad intangible” para los agricultores. “Necesitamos mecanismos de regulación de mercados y una aplicación valiente de la Ley de Cadena Alimentaria, solo así habrá una estabilidad en los precios”, indica.

En parecidos términos se pronuncia el responsable del Olivar de COAG en Andalucía, Juan Luis Ávila, que también insiste en que los olivareros no se están beneficiando de esta escalada de precios y ha pedido al Ministerio el control de la cadena de producción del aceite de oliva “para evitar los abusos y la especulación que pudiera producirse y que tiene efectos negativos tanto para el sector como para los agricultores”.

Ante semejante panorama, el consumo no ha hecho más que caer. El análisis que actualiza cada mes el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación indica que en abril, último informe disponible, las familias españolas compraron en torno a un 12% menos de aceite de oliva que un año atrás. Y lo que cuentan fuentes de las cooperativas y del sector de la distribución a El Periódico, diario del grupo Prensa Ibérica como LA OPINIÓN, es que la tendencia se ha mantenido.

“El cliente está bajando el volumen de consumo. Más que sustituyéndolo [por otros aceites, como el de girasol] está reduciendo el consumo”, asegura el presidente del sector del aceite de oliva de Cooperativas Agroalimentarias de España, Rafael Sánchez de Puerta, que no esconde la gravedad del asunto (la temporada pasada cerró con la peor cosecha en años y esta, el panorama está aún peor), pero tiene claro que no hay peligro de desabastecimiento. “Falta de producto no habrá en absoluto, pero por el precio; si no lo regulara el precio, sí que habría un riesgo de desabastecimiento”, finaliza.

¿Por qué ahora cuesta tanto el litro de aceite?

“La situación es tremendamente simple, el único problema que hay es de falta de producción; hemos tenido una cosecha muy baja y eso está influyendo en que la próxima campaña, la que empieza en octubre, también sea muy baja”, contextualiza el presidente del sector del aceite de oliva de Cooperativas Agroalimentarias de España, Rafael Sánchez de Puerta. “Hay falta de disponibilidad de producto y, como en todas las actividades, cuando cae la oferta se tiene que ajustar la demanda”, apunta, para detallar a continuación, que la subida extrema de las últimas semanas coincide con el momento en que se ha estudiado la disponibilidad de aceite para la inminente campaña.

El sector señala el escaso excedente de la cosecha previa como uno de los indicadores que más invita al pesimismo. Si el año pasado contaban con un enlace (volumen con el que se cubren la espalda durante la temporada de cosecha) de 450.000 toneladas, este año se sitúa en torno a las 250.000, lo que, para ellos, es prácticamente cero. Esto se suma a un árbol que arrastra los efectos de dos años consecutivos de sequía: es decir, que se espera conseguir menos de las 660.000 toneladas que se reunieron el año pasado y, por supuesto, menos del millón y medio con las que se trabajaba hace dos años. “La campaña del 2022-2023 se cerró con la peor cosecha del siglo XXI y el problema se agrava porque vamos a encadenar una segunda campaña 2023-2024 con también unas malas previsiones de cosecha, algo que nunca se había dado, dos campañas consecutivas malas”, explican fuentes del sector. Además, “teniendo en cuenta que España es el primer productor de aceite de oliva del mundo (aglutina el 50% de la producción mundial), esto tiene unas consecuencias claras en los mercados”, alertan.

Según los datos que maneja la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español, la Unión Europea estima que este año la producción mundial se moverá en torno a los 2,5 millones de toneladas, cuando hace un año estuvo por encima de los 3,3. Sería la primera vez en seis campañas que el volumen se queda por debajo de los 3 millones. En paralelo, el mismo organismo espera un consumo mundial de 2,9 millones de toneladas. “Una baja producción, unida a un consumo que se está comportando bastante bien, presiona al alza los precios”, subraya la gerente de esta asociación, Teresa Pérez.

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