Galicia cae otra vez en “las trampas del desarrollo”

El PIB autonómico lleva nueve trimestres creciendo menos que el estatal porque el tejido productivo no cambia y falta productividad

Presentación del informe del Foro  Económico.  |   // ALBA VILLAR

Presentación del informe del Foro Económico. | // ALBA VILLAR / Julio Pérez

Julio Pérez

El Instituto Galego de Estatística (IGE) publicará el día 24 las cuentas económicas de la comunidad del tercer trimestre. En el segundo saltó a la vista claramente la ralentización de la que tanto se habla por el impacto en el negocio exterior del enfriamiento de los principales socios europeos a los que las empresas de aquí venden sus productos. El Producto Interior Bruto (PIB) autonómico medró solo el 0,1% en comparación con el trimestre anterior y un 1,5% en la tasa interanual. Es la otra cara de la globalización comercial en un tejido productivo tan abierto al exterior como el gallego. El comercio internacional puede ser una palanca de expansión poderosísima, pero también la primera víctima en un contexto de contención de la actividad en todo el mundo. De la economía estatal sí hay datos ya de la evolución entre julio y septiembre: 0,3% de alza trimestral y un avance del 1,8% respecto al mismo periodo del pasado ejercicio. Probablemente, Galicia se quedará por debajo de ambas tasas. Otra vez. Después de resistir mejor el golpe de la pandemia en los momentos más duros por el confinamiento gracias a la velocidad de crucero de la automoción, la fuerte implantación del sector agroalimentario y la menor dependencia de los turistas extranjeros, el PIB regional aguanta robusto todavía, pero acumula nueve trimestres consecutivos con crecimientos más tibios que el conjunto del Estado.

“Es lo que en economía se llama las trampas del desarrollo”, explicó ayer el catedrático Fernando González Laxe, durante la presentación del Tercer Informe de Coxuntura Socioeconómica del Foro Económico de Galicia, coordinado por él. Algo que, por cierto, “creíamos que habíamos superado”, señala el también expresidente de la Xunta: “En un nivel de recesión somos capaces de amortiguar muy bien los efectos negativos y en un momento de expansión nos cuesta un poco crecer”. No es un mal único de Galicia. Lo sufren la mayoría de los territorios periféricos “o alejados de los centros de gravedad europeos” y con rentas per cápita inferiores a la media comunitaria. “Llega un momento que esa convergencia se detiene”, señala González Laxe.

¿Y cuáles son las razones? Que la estructura productiva apenas ha cambiado. “El sector primario sigue estando en torno al 4%-5%, la industria está bajando, aumenta el comercio, el transporte y la hostelería, aumentan mucho los servicios públicos de sanidad y educación, significativamente también las actividades profesionales, pero los porcentajes son muy pequeños”, responde el catedrático. La otra gran razón es la productividad. “Que es el ejemplo —resalta— da la eficiencia”. La inversión en I+D es un claro ejemplo de la falta de fuelle. En Galicia rondan la mitad de la media estatal, que, a su vez, “es la mitad de países como Suecia o Noruega”.

Ni en 2021, ni en 2022. La verdadera normalidad tras la pandemia en la economía “se está viviendo ahora”, apunta Santiago Lago, director del Foro Económico de Galicia, a la vista de los últimos datos de crecimiento “más ordinarios”. “No deja de ser sorprendente hablar de normalidad en 2023 porque este año es cualquier cosa menos normal”, indica, en referencia a los conflictos bélicos, la crisis de precios “y los elevados niveles de incertidumbre”. Su conclusión es que los agentes económicos han experimentado “una verdadera transformación” y la economía es capaz de tolerar “niveles de incertidumbre muy por encima de lo que aguantábamos hace cinco años”. Lago subraya el comportamiento “extraordinario” del mercado de trabajo. “Lo hemos visto todos en cercanía, de gente con contratos temporales desde hace años que ahora tienen un indefinido y cambian sus decisiones vitales de gasto”, recuerda. “Lo mejor que hemos hecho en España en el último quinquenio —asegura— es la reforma laboral”.

Por esa misma razón, como analiza José Francisco Armesto, la caída continua de la temporalidad marca la evolución de la ocupación en Galicia. “Es la cuarta comunidad con menor tasa de eventuales”, indica el economista, que avisa del menor dinamismo de la comunidad para la creación de empleo en comparación con el conjunto del país y de las bajas tasas de actividad y ocupación, a pesar del incremento de la población activa entre los 25 y los 34 años.

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